miércoles, 26 de octubre de 2016

Trump ahuyenta el voto hispano por candidatos republicanos


Hialeah, Florida, 26 de octubre, 2016 (AP). Berta Delgado dijo a los activistas conservadores que habían llamado a su puerta hablando en español que es "100%" republicana y estuvo de acuerdo con ellos en que el candidato demócrata al Senado Patrick Murphy es demasiado progresista. Les dijo que votará por el senador Marco Rubio. Eso, si es que vota.

Delgado está tan molesta con la contienda presidencial que quizá se quede en la cama el día de las elecciones. A unas pocas manzanas de distancia, en la misma área cubano-estadounidense, Ernesto Gil aseguró a los activistas que también él apoya a Rubio. Pero que debido a Donald Trump, no tiene previsto votar a ningún otro republicano.

Cuando se trata de contactarse y motivar a los votantes hispanos, los candidatos republicanos de todo el país enfrentan un obstáculo excepcional: su propio candidato a la presidencia. Las duras palabras de Trump sobre los inmigrantes que viven en el país sin permiso de residencia y sus promesas de deportarlos y levantar un muro fronterizo han ahuyentado a muchos de los 27 millones de hispanos que se calcula pueden votar.

Los demócratas juegan la carta de Trump en todo momento y lugar.

La estrategia es evidente al revisar los anuncios de televisión en español. De los más de 6.800 anuncios demócratas para las elecciones generales emitidos la semana pasada por televisión, en torno al 70% mostraban a Trump, según un análisis de Associated Press sobre datos de Kantar Media. El análisis incluyó anuncios para las contiendas del Senado, la Cámara de Representantes y las gobernaciones estatales, tanto los financiados por las campañas oficiales como los de grupos afines.

"Básicamente, si pones las palabras 'Donald Trump' en un anuncio, hace daño a los republicanos", señaló Juan Cuba, director ejecutivo del Partido Demócrata en Miami-Dade.

En Nevada, donde más de un cuarto de la población es hispana, la aspirante demócrata al Senado Catherine Cortez Masto trata de asociar a su rival republicano, el representante Joe Heck, al candidato a la presidencia en una andanada de anuncios en español sobre "Heck y Trump". Muchos concluyen con la frase "no nos respetan".

Los partidarios del demócrata Patricio Moreno en la difícil batalla por arrebatar el escaño al representante Carlos Trujillo en el distrito que incluye a Doral, Florida, han apodado al republicano como "Trumpillo". Y en una disputada contienda en Texas por una banca en la cámara baja, en un distrito con muchos hispanos, el representante republicano Will Hurd ha renegado de Trump y empezado a emitir anuncios diciendo que plantaría cara tanto a Trump como a la demócrata Hillary Clinton.

Trump es un tema fijo en los debates de estas elecciones.

La semana pasada en Orlando, el congresista Murphy pronunció 16 veces el nombre completo de Trump en un debate contra Rubio. Comenzó una respuesta diciendo "Hablemos de nuevo de Donald Trump, ¿de acuerdo?". En un debate de Nevada por una banca en el Senado, justo después de que Heck criticara a Trump por una conversación grabada en la que presumía de toquetear a mujeres, Cortez Masto dijo que el rechazo de Heck era demasiado tímido y había llegado demasiado tarde.

¿Por qué, preguntó, había sido aceptable que Trump llamara violadores y delincuentes a los mexicanos durante su acto de lanzamiento de campaña en junio de 2015?

Trump ha complicado mucho las cosas para un partido que sabe que necesita ganar apoyos entre los votantes hispanos.

Una de las principales conclusiones del análisis del Comité Nacional Republicano tras la derrota de Mitt Romney en las elecciones presidenciales de 2012 fue una conversación sobre la importancia de los latinos, cuyo apoyo había caído al 27% en comparación con el 44% que había votado al expresidente George W. Bush en 2004.

"No hay duda de que los republicanos han fracasado miserablemente en el pasado a la hora de conectarse con los latinos", dijo Daniel Garza, director ejecutivo de la Libre Initiative. El programa, financiado por los multimillonarios Charles y David Koch promueve políticas conservadoras entre los hispanos.

Como otros grupos de los Koch, Libre no ha respaldado a ningún candidato en estas elecciones.

Cuando se le preguntó cómo podría complicar Trump los esfuerzos de Libre y otras organizaciones por penetrar la comunidad hispana, Garza dijo que "no hay duda de que las personalidades importan. Es difícil".

Eso resulta evidente en Florida.

Rubio ha intentado con torpeza tomar distancia de Trump, aunque dice que de todos modos le votará.

Durante su debate, Rubio criticó a Murphy por no involucrarse con los votantes latinos del estado. Pasando de largo por su complicado historial con una reforma a las leyes de inmigración, Rubio dijo que Murphy sólo había empezado a tantear el tema después de que "los consultores le dijeran que tenía que mejorar con los hispanos".

Rubio formaba parte de un grupo que trabaja en una reforma a las leyes de inmigración que incluía una vía a la ciudadanía para los que viven en el país sin permiso de residencia. Abandonó el proyecto cuando preparaba su campaña presidencial.

Murphy no contrató a un enlace con los hispanos hasta finales de septiembre y no habla español. Rubio, un cubano-estadounidense con un dominio fluido del español, es mucho más conocido entre los latinos.

"Hay una historia aquí, y no se basa sólo en el contacto en periodo de elecciones", señaló Ana Carbonell, asesora de Rubio y consultora política experta en los latinos. "La comunidad hispana en Florida es muy diversa y compleja, y aunque recibas todos los informes del mundo no te pondrás al día a tiempo".

Los cinco anuncios en español de Rubio se habían emitido 741 veces la semana pasada, más del doble de los que tenía Murphy.

El senador suele aparecer en reuniones comunitarias con dignatarios de los países de origen de los votantes latinos de Florida. Sigue problemas en Sudamérica como el brote de virus del zika, opina sobre la crisis en torno al endeudamiento de Puerto Rico y ha hecho presión con éxito para mantener las sanciones económicas sobre Venezuela.

Ese compromiso es uno de los mensajes que los activistas conservadores han llevado puerta a puerta en los barrios hispanos de Florida.

La red de grupos políticos de los Koch tiene más empleados en Florida -unos 165- que en ningún otro lugar del país. Muchos hablan español.

En una tarde reciente, Jairo Rivera, director de campo de Americans for Prosperity, un grupo de Miami-Dade, llamó a docenas de puertas en Hialeah, entablando conversaciones en español para recordar a las personas de tendencia republicana que fueran a votar, y no por los demócratas.

El aspecto de las calles de viviendas de una planta y tejas de cerámica daba pocas pistas sobre las próximas elecciones: sólo se veía un solitario cartel de Clinton en un jardín. Adentro de las casas, la mayoría de los residentes se quejaba de Trump, aunque uno de ellos, Pedro Pena, mostró con orgullo la pegatina "Hispanas for Trump" en su camioneta descubierta.

Ernesto Gil, por su parte, aseguró que votaría a Rubio para el Senado y por Clinton para la presidencia.

Mejor malo conocido, dijo, que bueno por conocer.