Filadelfia, 24 jul (EFE).- Hillary Clinton llega a la Convención Nacional Demócrata, donde será nominada oficialmente como candidata a la Casa Blanca, tras ganar unas primarias en las que irrumpió inesperadamente la "revolución política" del senador Bernie Sanders, obligando a la ex secretaria de Estado a mirar más hacia la izquierda.
Aunque la carrera comenzó con otro aspirante demócrata más en liza, el gobernador por Maryland Martin O'Malley, fue Sanders, quien se considera "socialista democrático", quien realmente le plantó cara a la ex secretaria de Estado, que era favorita incluso antes de empezar el proceso.
La primera prueba de fuego, las simbólicas primarias del estado de Iowa que dan el inicio a las primarias, cayeron del lado de la también ex primera dama, pero por el margen más estrecho que se recuerda, dos décimas de diferencia.
Los resultados de Iowa fueron, de hecho, un anuncio de lo que se avecinaba, ya que el senador por Vermont comenzó a acumular victorias tras su paso por Nuevo Hampshire, donde se hizo con una de las más holgadas dejando claro que sus aspiraciones no eran desdeñables.
La ajustada victoria de Clinton en Iowa y el apabullante logro del senador en Nuevo Hampshire, sacaron los viejos fantasmas de 2008 para la ex secretaria de Estado, cuando también partía como favorita, pero un joven senador Barack Obama le arrebató su sueño presidencial.
El siguiente paso fueron los caucus (asambleas populares) de Nevada, donde Clinton había ganado ocho años antes, un lugar en el que la exsenadora necesitaba corroborar su fuerza para no levantar más especulaciones sobre la capacidad del movimiento de Sanders.
Ganó Nevada, aunque no por mucho, pero luego arrasó en Carolina del Sur, recibiendo un gran porcentaje del voto afroamericano que en 2008 apoyó en masa a Obama, un gran respiro para su campaña.
Mientras Clinton obtenía grandes resultados en los estados sureños, de mayoría negra, Sanders reivindicaba su poderío en el norte, en los estados más blancos y limítrofes con Canadá, donde además de llevarse el voto joven, también convencía a las mujeres profesionales.
Bajo el lema de "Feel the Bern", un juego de palabras con el nombre del senador y "burn" -ardor, en inglés-, el senador fue capaz de llegar hasta el final de las primarias con un gran apoyo popular, aunque no lograba convencer a los "superdelegados", quienes a lo largo de todos los comicios marcaron la diferencia en el recuento final.
Los "superdelegados" (cargos electos y orgánicos del partido que tienen libertad para apoyar a quien quieran) dieron de manera abrumadora su apoyo a la ex secretaria de Estado, pese a los intentos de Sanders de que cambiaran de parecer ante sus buenos resultados en las urnas.
El poder de su movimiento hizo que la campaña de Clinton, y la propia aspirante, reconocieran el valor de un gran sector del voto demócrata más progresista, provocando que la ex secretaria de Estado adoptase una retórica más social y un ideario más fresco.
En ese sentido, por ejemplo, Clinton repensó su postura sobre el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, en inglés), un tratado de libre comercio que EE.UU. está a punto de implementar con otros 11 países, que defendió cuando comenzaba a negociarse siendo ella líder de la diplomacia estadounidense, pero al que ahora terminó por oponerse.
Asimismo, ante los duros ataques de Sanders a Wall Street y su rechazo a recibir donaciones por parte de las grandes fortunas y corporaciones, la ya virtual aspirante demócrata tuvo que afilar sus críticas hacia los abusos financieros, y acercarse más a la clase media.
Mientras que en otros periodos de primarias las elecciones en California ya son irrelevantes por ser las últimas del calendario, fue allí donde Clinton pudo por fin erigirse como vencedora a principios de junio, al cruzar la línea de los 2.383 delegados necesarios para asegurar su nominación, sumando a los superdelegados.
Aun así, Sanders, consciente de la influencia de su campaña y de los más de doce millones de votos recibidos a lo largo del ciclo de primarias, rehusó abandonar su candidatura hasta hace apenas unos días, cuando oficialmente dio su respaldo a Clinton tras haber logrado influir en el programa político del Partido Demócrata, que se debatió en las semanas anteriores.
De este modo, el senador por Vermont no logró sorprender lo suficiente como para arrebatarle la victoria a Clinton, pero sí dar un golpe de efecto que ha obligado tanto al partido como a la ex secretaria de Estado a acercarse más a la política social.
Sanders destacará los acuerdos con Clinton en la convención demócrata
Washington, 24 jul (EFE).- El exaspirante a la Casa Blanca Bernie Sanders destacará en la convención demócrata, que comienza mañana en Filadelfia, los acuerdos alcanzados con la virtual candidata Hillary Clinton para hacer de su programa político "el más progresista" que haya tenido el partido, informó hoy su campaña.
En su intervención, en la noche del mismo lunes, Sanders "dejará claro" que Clinton es "muy superior" al candidato presidencial republicano, el controvertido Donald Trump, "en todos los principales asuntos, desde la economía y la salud a la educación y el medio ambiente", dijo la campaña de Sanders en un comunicado.
Sanders destacará que "la plataforma más progresista en la historia del Partido Demócrata incluye acuerdos que él alcanzó con Clinton" para aumentar drásticamente el acceso a la salud y hacer que las matrículas en las universidades públicas sean gratis para los estudiantes de familias con ingresos anuales inferiores a los 125.000 dólares (113.829 euros) , agregó el comunicado.
En su intervención, el senador por Vermont también atacará el programa del magnate neoyorquino, especialmente en lo que se refiere a la financiación de su campaña y el respeto al medio ambiente, dos de los temas en los que incidió Sanders en el período de primarias, en el que plantó cara a la condición de favorita de Clinton.
En concreto, Sanders criticará a Trump por haberse aliado con los millonarios hermanos Charles y David Koch, dos de los principales donantes del Partido Republicano, y por "hacerse eco de la posición de la industria de los combustibles fósiles de que el cambio climático es una farsa pese al casi unánime consenso científico".
En su discurso, según su equipo de campaña, Sanders mandará un mensaje a los participantes en la convención y a los 13 millones de votantes que lo apoyaron en el período de primarias de que han comenzado "una revolución para transformar a Estados Unidos y que esa revolución continúa".
Además Sanders mantendrá su compromiso de realizar esfuerzos por alcanzar "un gobierno basado en los principios de justicia económica, social, racial y medioambiental".
Sanders, que finalmente respaldó la candidatura de Clinton el 12 de julio, tras meses resistiéndose a ello pese a la amplia ventaja que le llevaba la ex secretaria de Estado, llegó a plantar cara a la favorita de las encuestas y del aparato del partido gracias al amplio apoyo del voto joven progresista.
Gracias a ello, el senador por Vermont ha logrado la inclusión en el programa político demócrata de cuestiones como la abolición de la pena de muerte, el aumento del salario mínimo federal a 15 dólares (13,6 euros) la hora o la ampliación del programa de seguridad social aumentando los impuestos a quienes ganan más de 250.000 dólares (227.658 euros) anuales.
"Juntos continuaremos la lucha para crear un gobierno que nos represente a todos y no sólo al 1 por ciento" más rico del país, dirá Sanders en su discurso, según adelantó su equipo.
En la primera jornada de la convención demócrata, que se prolongará hasta el jueves, el otro discurso más destacado será el de la primera dama, Michelle Obama, cuya intervención, al igual que la del senador, se centrará en cómo construir una economía que funcione para la mayoría de la población y no solo para una minoría rica, según adelantó la semana pasada la organización del encuentro.
Demócratas elegirán a Clinton en Filadelfia, una ciudad de gran desigualdad
Filadelfia (EE.UU.), 24 jul (EFE).- El escenario para designar a Hillary Clinton como candidata demócrata a la Casa Blanca es Filadelfia, una ciudad que en la última década se ha vuelto más joven y más diversa y que, como los propios demócratas, debe aprender a enfrentar una creciente desigualdad económica.
"La pobreza tiene un impacto devastador en la vida de las personas incluyendo las poblaciones más vulnerables, los niños", dijo a Efe Danielle Jeter, una joven afroamericana que vive en Filadelfia (Pensilvania) y trabaja para la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color (NAACP).
Jeter alerta de la "espiral" de pobreza en la que se ha sumergido Filadelfia, que ostenta el dudoso honor de ser la urbe más pobre de las diez mayores ciudades de Estados Unidos.
La tasa de pobreza de Filadelfia es del 26 %, lo que significa que más de 400.000 de sus 1.567.442 habitantes viven con menos de 11.880 dólares al año, es decir, por debajo del umbral de la pobreza federal, una situación que afecta al 37 % de los niños y al 43 % de los hispanos, según datos de The Pew Charitable Trusts.
Dadas estas cifras, Filadelfia parece el lugar idóneo para el discurso contra la desigualdad económica del rival de Clinton en las elecciones primarias, el senador Bernie Sanders, quien durante la campaña no se cansó de clamar que el 1 % de los más ricos acumulan el 99 % de los nuevos ingresos que se generan cada día.
De esta forma, en su convención nacional, los demócratas tratarán de reivindicarse como el partido de la clase media y buscar fórmulas para rebajar la tasa de pobreza, que a nivel federal es más baja que el 26 % de Filadelfia pero se sitúa en el 14,5 % de la población, es decir, más de 45 millones de personas.
Otro de los objetivos de la convención de los demócratas es dar protagonismo a las minorías negra e hispana, que juegan en el Partido Demócrata un papel más visible que entre los republicanos.
Como si fuese un reflejo de Estados Unidos, Filadelfia es una "ciudad de inmigrantes" que ha visto crecer en las últimas décadas la cifra de habitantes nacidos en el extranjero, según dijo a Efe Larry Eichel, director de investigación del grupo independiente de Filadelfia The Pew Charitable Trusts.
En este sentido, según el experto, en 2015 Filadelfia contaba con un 41 % de población negra, un 36 % de blancos, un 14 % de latinos, un 7 % de asiáticos y un 2 % que se identificaba con otras etnias.
Estas cifras ponen en evidencia el importante cambio demográfico experimentado en las últimas dos décadas, pues en 1990 la mayoría de la población (52 %) era blanca, seguida de la minoría afroamericana (39 %), hispana (6 %) y asiática (3 %), según The Pew Charitable Trusts.
No obstante, la pobreza, el color de piel y el país de nacimiento van de la mano en Filadelfia, una ciudad con fronteras invisibles que por ejemplo reúne a los centroamericanos y puertorriqueños de bajos ingresos al norte y a los mexicanos y centroamericanos al sur, dijo a Efe Luis Alberto Zamot, un trabajador social boricua.
Zamot, quien desde 2009 vive con su familia en Filadelfia, lamenta los duros golpes que ha sufrido en los últimos meses la cultura de Estados Unidos como un "crisol de razas" ("melting pot").
"Estados Unidos es más fuerte cuando trabajamos juntos", ha destacado en varias ocasiones Clinton con el fin de combatir el mensaje divisorio del candidato presidencial republicano, Donald Trump, quien ha lanzado fuertes ataques contra la comunidad hispana y contra los musulmanes que viven en EE.UU..
No obstante, como hizo el papa Francisco en su visita a Filadelfia el año pasado, la convención demócrata concentrará sus actividades en el centro de la ciudad y evitará algunos barrios.
La convención tendrá su sede en un pabellón deportivo con capacidad para 19.500 espectadores situado a más de una hora andando del Independence Mall, donde se debatió y firmó la Declaración de Independencia y la Constitución de Estados Unidos.
Filadelfia, la primera capital del país entre 1790 y 1800, ha acogido dos convenciones demócratas, una en 1936 y otra en 1948.
Pero esta convención parece haber despertado las espectativas de muchos de los vecinos de la ciudad, que ven en la reunión política una oportunidad para obtener ingresos o para enarbolar pancartas en contra de la desigualdad económica que la convierte en un ejemplo de la división que amenaza a EE.UU..
"Los pobres deben de ser oídos", reza una de las pancartas de uno de los grupos que planea protestar durante la convención, la Campaña por los Derechos Humanos Económicos de la Gente Pobre.
Mientras ellos preparan sus pancartas, la ciudad se llena de estatuas de burros azules (el animal y el color de los demócratas) y se prepara para declarar candidata presidencial a Clinton, quien asegura que quiere "construir una economía que funcione para todo el mundo y no solo para aquellos que se encuentran en la cima".