Hace tres décadas, el periodista Boris Johnson escribía notas para el diario londinense Daily Telegraph plagadas de retratos estereotipados de los torpes burócratas de la Unión Europea que derrochaban dinero y paralizaban los negocios británicos con sus regulaciones. Los funcionarios europeos consideraban los artículos tan estrafalarios que incluso acuñaron una palabra para describirlos: “euromitología”.
Ahora que ya es primer ministro de Gram Bretaña y sacar al país de la UE, Johnson demostró la semana pasada lo poco que ha cambiado.
Blandiendo un arenque ahumado en un acto de campaña, Johnson alegó que la UE había obligado a los pescadores a envolver el manjar británico en un colchón de hielo, lo que eleva los costos, daña el ambiente y es un nuevo ejemplo de los “excesos regulatorios” de Bruselas.