WASHINGTON (AP) -- Cuatro meses después de asumir el cargo, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha perdido confianza en algunos miembros de su equipo en la Casa Blanca, depende mucho de un puñado de familiares y antiguos colaboradores y está furioso porque los intentos de la Casa Blanca de apagar la polémica por las investigaciones del FBI y el Congreso sobre Rusia solo parecen avivar las llamas.
La frustración de Trump alcanzó un punto de inflexión esta semana con la destitución del director del FBI James Comey, que supervisaba la pesquisa sobre los posibles lazos entre la campaña del presidente y las interferencias rusas en las elecciones estadounidenses. Temiendo que su propio equipo filtrase la decisión, Trump mantuvo al margen a colaboradores importantes mientras decidía el abrupto despido.