AUSTIN EEUU (Reuters) - El gobernador de Texas, Rick Perry, dijo el lunes que planea enviar 1.000 soldados de la Guardia Nacional a la frontera con México para reforzar la seguridad en medio de una oleada de inmigración ilegal de niños, una medida que podría aumentar la presión sobre el presidente estadounidense Barack Obama.
Perry, visto como un posible candidato del Partido Republicano para la elección presidencial del 2016, dijo que los soldados son necesarios debido a que la ola de niños cruzando desde México había superado los límites de la protección federal fronteriza.
"El precio de la inacción es demasiado alto para que lo pague Texas", dijo Perry en una conferencia de prensa.
El anuncio del gobernador se da antes de que Obama se reúna el viernes con los líderes de Honduras, Guatemala y El Salvador para discutir formas de cooperación por el flujo de niños inmigrantes desde América Central.
Perry dijo que la Guardia Nacional ayudará en la vigilancia del estado y desplegará aeronaves para controlar la frontera. No dio pautas de que la Guardia Nacional de Texas vaya a trabajar directamente con la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.
En los nueve meses terminados el 30 de junio, más de 57.000 niños fueron detenidos en la frontera entre México y Estados Unidos, la mayoría originarios de América Central, y el doble que la cifra del año pasado, según datos del Gobierno.
Perry dijo que los recursos federales han sido destinados a cuidar a esos niños, creando un vacío para que los carteles criminales aumentaran sus operaciones.
El gobernador previamente instó a Obama a enviar 1.000 soldados de la Guardia Nacional a la frontera de Texas con México.
Antes de la conferencia de prensa, el portavoz de la Casa Blanca, Joe Earnest, dijo a periodistas: "Si este despliegue sigue adelante, es el tipo de paso que queremos ver coordinado e integrado con la respuesta en curso en el lugar".
Tony Payan, director del Centro México del Instituto Baker de la Universidad de Rice en Houston, dijo que el plan de Perry es más sobre política que sobre seguridad, porque las tropas del estado tendrán un rol secundario en la extensa frontera y posiblemente sean desplegados por un período corto.
"El impacto operativo es limitado. Esto obliga a pensar que esto es una movida política de Rick Perry", señaló.
La Casa Blanca y varios legisladores han calificado al flujo de inmigrantes como una crisis humanitaria, y el Gobierno pidió 3.700 millones de dólares adicionales al Congreso para abordar la situación.
Los republicanos, que dicen que las políticas de inmigración de Obama han alentado la ola de menores queriendo ingresar ilegalmente a Estados Unidos, se han rehusado a aprobar el financiamiento y volvieron a instar a que el presidente refuerce la seguridad fronteriza.
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