Primeros ataques contra posiciones del EI contaron con respaldo de aliados árabes, de la ONU e incluso de Bashar al Assad.
Bombarderos B-1, cazas F-15, F-16 y, por primera vez en escenario de guerra, los modernos F-22, además de misiles Tomahawk y barcos forman parte del poderoso arsenal puesto en combate por Estados Unidos, en alianza con Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Qatar y Bahrein, en los primeros ataques aéreos llevados a cabo este martes (23.09.2014) por la coalición internacional contra posiciones del Estado Islámico en Siria.
Los primeros reportes hablan de al menos 128 muertos (70 de EI, 50 del Khorasan y 8 civiles), y más de 300 heridos. Los ataques fueron llevados a cabo con dureza en zonas donde el EI se ha hecho fuerte, como Raqqa, Deir al-Zor, Hasakah y Albu Kamal. La primera es considerada sede del grupo y desde allí Abdulkader Hariri escribió en Twitter que “fuertes explosiones sacuden la ciudad en un posible inicio de ataques aéreos estadounidenses contra el cuartel general de EI en Raqqa”.
Luego añadió que “se escucha claramente el ruido de aviones de guerra” y “el cielo de Raqqa está lleno de drones”. El gobierno sirio aseguró que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, informó de los ataques mediante una carta, aunque posteriormente la Casa Blanca desmintió esto, señalando que no pidieron permiso al gobierno de Al Assad. “Advertimos a Siria que no se enfrentase con las fuerzas aéreas estadounidenses”, explicó la portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
Respaldo casi unánime
Las fuerzas estadounidenses lanzaron de forma independiente ataques en otra zona de Siria contra el grupo Khorasan, el que presuntamente se encontraba “próximo a la fase de ejecución de un ataque, bien en Europa o bien en Estados Unidos”, a manos de “experimentados veteranos de Al Qaeda”, red a la que estaría adscrito este movimiento. El grupo se habría instalado en Siria para preparar esos atentados.
“Una vez más, debe quedar claro para cualquiera que conspire contra Estados Unidos y dañe a los estadounidenses que no toleraremos los refugios de terroristas que amenazan a nuestra gente”, dijo Obama antes de dejar la Casa Blanca para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York. Fuentes citadas por diversas agencias de noticias aseguran que Estados Unidos prevé una campaña persistente en Siria.
El gobierno de Siria, rompiendo viejas distancias con Washington, respaldó “los esfuerzos internacionales” para acabar con el terrorismo. El presidente Bashar al Assad dijo que su país “continuará firme en la lucha que enarbola contra el terrorismo en todas sus formas”. La ofensiva recibió más tarde el apoyo del secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, quien dijo que “es algo de un gran consenso internacional que estos grupos extremistas plantean una amenaza inmediata a la paz y seguridad internacional”.