En el Reino Unido, la alarma con respecto al grupo Estado Islámico es especialmente intensa. Combatientes británicos, una sofisticada campaña de propaganda… el autoproclamado Estado Islámico libra tanto una guerra real como psicológica.
La oración del viernes en una mezquita a las afueras del oeste de Londres. Para la comunidad musulmana de Gran Bretaña, es un momento emotivo y a la vez de inquietud…
Aquí es latente la preocupación por el yihadismo radical, con decapitaciones de rehenes, proselitismo por internet y una propaganda que deja perplejo.
El violento grupo armado que aspira a crear un califato utiliza paradójicamente la más moderna tecnología para vehicular su mensaje anacrónico.
La reacción de las comunidades musulmanas no se ha hecho esperar.
Shaukat Warraich ha realizado unos vídeos con imanes británicos que condenan al grupo Estado Islámico y su brutal versión del Islam.
Un imán dice:
“Son gansters, esa es la mejor manera de describir al grupo Estado Islámico. No representan a su religión.”
Y otro insiste:
“Este grupo no se justifica y los condenamos.”
Y este tercero añade:
“Como musulmán sunní no acepto el califato del autoproclamado Estado Islámico. Les considero como una organización terrorista.”
Warraich admite que estos vídeos son como una contraofensiva audiovisual.
“La comunidad musulmana ha transmitido un mensaje interno contra el extremismo. Pero ahora la comunidad musulmana tiene que comunicar hacia otras comunidades, más allá de la propia comunidad musulmana. Esta no es una guerra convencional. Siempre hubo propaganda por diferentes medios de comunicación. Sin embargo, aquí hay algo sin precedentes; y es el concepto de enviar un mensaje directamente a la opinión pública sin pasar por ningún filtro, accediendo directamente al ordenador o al teléfono dentro del bolsillo de la gente. Realmente es algo sin precedentes.”
Pero, ¿cómo pueden competir las comunidades musulmanas contra ese grupo y sus vídeos de ejecuciones espeluznantes? Imágenes de violencia que se han vuelto virales y globales a través de internet y de los medios de comunicación.
El grupo Estado Islámico basa su propaganda en la omnipresencia de hombres armados y un mensaje de seducción para reclutar nuevos miembros. Jamie Bartlett, autor del libro “The Dark Net”, “La red oscura” hace un análisis su mensaje.
“La producción de vídeos de calidad y su distribución gracias a las redes sociales, ahora resulta muy económico. Y resulta aun más barato porque involucran a gente joven. Para muchos jóvenes europeos hacer vídeos de ese tipo y difundirlos mediante las redes sociales es pan comido. La diferencia y lo que realmente es sorprendente es que se trata de un grupo islamista.”
Este grupo radical no renuncia a las plataformas digitales para su propaganda de guerra, aunque su objetivo sea restablecer un califato como en el siglo VII. Evolución diacrónica con su punto de ironía, como señala Erin Saltman, analista del extremismo en línea:
“Con cada vídeo afinan y modifican algún aspecto de cómo quieren retratarse, basándose en las reacciones internacionales que hayan suscitado sus vídeos anteriores. Últimamente no están mostrando el momento de la decapitación porque en seguida detectaron el rechazo internacional contra su propaganda de reclutamiento. Por eso no llevan a cabo la decapitación ante la cámara, sino que utilizan a la víctima dentro de su propia narrativa, para lograr sus objetivos.”
Tom Keatinge, especialista en financiación de organizaciones terroristas, destaca cómo los yihadistas mantienen su proyecto a base de robos, chantajes y extorsiones.
Keatinge analiza como el el grupo Estado Islámico se hizo primero con pequeñas áreas en Irak, hasta ampliar su financiación mediante el petróleo.
Un éxito financiero que les viene de haber aprendido de los errores de otros grupos como Al Qaeda.
“Los medios de comunicación muestran al grupo Estado Islámico como surgido de la nada. Pero hay que saber que esta organización tiene sus raíces diez o quince años atrás. Y ha tenido tiempo para aprender a financiarse y asentar su poder de manera inteligente.
Y una de las lecciones que han aprendido es que es necesario tener una fuente estable de financiación antes de avanzar. Esa es una de las cosas que llevaron a Al Qaeda a Irak en 2006 y 2007. Si nos fijamos en la forma de actuar del grupo Estado Islámico hasta cierto punto, es la misma forma de actuar de las finanzas corporativas…
¿Cómo las pequeñas empresas se hacen con grandes? Pues atacando a empresas con gran cantidad de dinero en efectivo. Y eso es exactamente lo que ha hecho el grupo Estado Islámico, se ha centrado en objetivos financieramente atractivos, como ciudades, pozos petrolíferos y se ha hecho con ellos.”
Se estima que el grupo yihadista podría disponer de unos 1.500 millones de euros. Dinero con el que comprar armas y proseguir con su objetivo expansionista.
Afzal Ashraf, antiguo miembro del Ejército británico que trabajó en Irak, cree que este grupo ha aprendido de los errores de Al Qaeda. Y en vez de atacar a un lejano Occidente, se centra en el adversario cercano.
“El grupo Estado Islámico ha usurpado el lugar a Al-Qaeda porque ha logrado lo que no Al Qaeda no pudo alcanzar, es decir, un territorio sobre el que establecer su control. Primero tenía un pequeño territorio, luego atacó a Irak y ganó más terreno y no porque dispusiera de una poderosa fuerza militar, sino simplemente porque el ejército iraquí no mantuvo una defensa eficaz. Y así, tras aprovecharse de ese vacío político y militar, logró ganar mucho terreno. Y fue en ese momento cuando se sintió listo para declarar un Estado Islámico e incluso un califato islámico.”
Cortar el problema de raíz y acabar con el grupo Estado Islámico es el objetivo de los ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos. Pero, ¿será suficiente? Los yihadistas han demostrado ser tan fuertes como implacables. Para algunos, la mejor solución es cortarles sus fuentes de financiación.
“El peligro estriba, añade Tom Keatinge, en que al hacerse con un territorio, la población empieza a confiar en ellos: en que hay luz, el aire acondicionado funciona y la gente cobra su sueldo. Uno de los problemas con que se encontraron EE.UU. y otros miembros de la coalición en Irak, en 2003 era precisamente que no había luz, no funcionaba el aire acondicionado y la gente se hartó rápidamente.”
En el centro juvenil de la Fundación Active Change muchos musulmanes han prestado sus rostros y sus voces para manifestar en un vídeo que el terrorismo yihadista no les representa. Su acción se ha extendido por las redes sociales y más colectivos se han sumado a la reivindicación.
Mo Simba ha participado en el vídeo #not in my name:
“Soy un joven musulmán británico en una sociedad donde se nos ha criticado, machacándonos con mucha información sobre esa organización que dice ser musulmana.
Al decir “No en mi nombre”, me represento a mí mismo, a mi cultura y mis creencias. Y me opongo a esa gente para decirles que lo que hacen, no es por una buena causa. No lo hacen en mi nombre, sino en su nombre “.
“Para que tenga efecto el mensaje contra el grupo Estado Islámico debe venir de la sociedad civil, asegura Erin Saltman. Si procede de los gobiernos, es como si tu padre te dijera que no tomes drogas. Los mensajes más poderosos vendran´seguramente de los líderes religiosos, de los imanes locales y activistas en general. Y cuantas más voces haya mejor será. Los extremistas también difunden su mensaje de manera dispersa: tienen sus propios imanes extremistas, las mujeres que se les unieron transmiten su mensaje en muchos idiomas. Por lo tanto tenemos que responder con tantas voces como sea posible “.
Las comunidades musulmanas de Gran Bretaña y de otros lugares, tratan de hacer todo lo posible para que sus mensajes de paz tengan más eco que el odio emitido por la organización extremista.