KATMANDÚ (Reuters) - Agobiados médicos sacaron el domingo a cientos de pacientes a las calles de la capital de Nepal, cuando una serie de réplicas sacudió hospitales y edificios ya dañados por un terremoto que mató a más de 2.400 personas y devastó el valle de Katmandú. Enfermos y heridos yacían en un polvoriento camino fuera del Colegio Médico de Katmandú mientras trabajadores de la salud sacaban a más pacientes del edificio en camillas y catres.
Los doctores armaron un centro de operaciones dentro de una tienda de campaña y llevaron adentro a las personas en estado más crítico, tras un fuerte temblor que hizo huir a la gente aterrorizada hacia las calles.
La réplica, un fuerte terremoto de magnitud 6,7, desató nuevas avalanchas en los Himalayas después del sismo de 7,9 del sábado, que fue el más fuerte desde 1934 -cuando murieron 8.500 personas- y provocó el peor desastre en la historia del Everest.
Fuera del Centro Nacional de Trauma en Katmandú, los pacientes en sillas de ruedas que estaban en tratamiento antes de que golpeara el terremoto se sumaron a cientos de heridos con fracturas y miembros ensangrentados que descansaban dentro de carpas improvisadas con sábanas del hospital.
"Sólo tenemos un centro de operación aquí. Para poder dar tratamiento inmediato necesitamos 15 centros. Simplemente no doy abasto", dijo Dipendra Pandey, un cirujano ortopedista, agregando que había hecho 36 operaciones críticas desde el sábado.
Agencias internacionales de asistencia y funcionarios dijeron que la mayoría de los hospitales estaban sobrepasados y con pocos insumos médicos.
"Tanto los hospitales privados como los del Gobierno se han quedado sin espacio y están tratando a los pacientes afuera, a la intemperie", dijo el enviado de Nepal a India, Deep Kumar Upadhyay.
Países vecinos enviaron aviones militares de transporte cargados de suministros médicos, comida y agua.
Pero había pocas señales visibles de esfuerzos de asistencia organizados mientras los organismos internacionales luchaban por enviar helicópteros en medio de un mal clima, las réplicas forzaban al cierre intermitente del aeropuerto de Katmandú y los caminos estaban bloqueados por deslaves.
La extensión del daño alrededor del epicentro, cerca de Gorkha, en la zona montañosa del oeste del país, todavía no ha sido evaluado por completo.
La intermitente comunicación telefónica celular y de correo electrónico se sumaban para complicar la llegada de ayuda para las víctimas del peor terremoto en el país más pobre de Asia en ocho décadas.
Mientras los rescatistas cavaban con sus manos entre los escombros de Katmandú, miles de sobrevivientes se preparaban para pasar una segunda noche lluviosa a la intemperie porque temían volver a sus casas dañadas.
Mientras tanto, un avión con los primeros 15 escaladores heridos en el Everest llegó a la capital alrededor del mediodía hora local. Uno, Gelu Sherpa, dijo: "Hay mucha confusión en la montaña. La cifra (de muertos) aumentará".
Los cuerpos de 17 escaladores fueron recuperados en la montaña, donde una fuerte réplica desató una avalancha que golpeó a los campamentos. Golpeó mientras el montañista indio Arjun Vajpai hablaba con Reuters por teléfono desde el campamento base Makalu cerca del Everest.
"Otro más, tenemos una réplica ahora mismo. ¡Oh, mierda!", dijo. "¡Avalancha!", gritó, mientras podían oírse en la línea gritos y el movimiento del hielo.
AYUDA DE OTROS PAÍSES
Ante la consternación del Gobierno de Nepal por la escala del desastre, la India envió vía aérea insumos médicos y equipos de ayuda, mientras que China mandó a un equipo de emergencia de 60 efectivos.
El Ejército paquistaní anunció el envío de cuatro aviones C-130 con un hospital de 30 camas, equipos de búsqueda y rescate, e insumos.
El oficial del Ejército nepalí Santosh Nepal y un grupo de rescatistas trabajaron toda la noche para abrir un paso en un edificio colapsado en Katmandú. Tuvieron que usar picos porque las máquinas retroexcavadoras no podían pasar por las estrechas calles de la antigua ciudad.
"Creemos que todavía hay gente atrapada adentro", dijo a Reuters, señalando los escombros de concreto donde antes había un edificio residencial de tres pisos.
Entre los edificios históricos de la capital destruidos por el sismo figura la Torre Dharahara, de 60 metros, construida en 1832 para la reina de Nepal, que tenía un balcón-mirador abierto a los turistas durante los últimos 10 años.
Mientras retiraban cuerpos de entre los escombros el sábado, un policía dijo que hasta 200 personas estaban atrapadas al interior de la estructura.
El domingo aún llegaban cuerpos a un hospital en Katmandú y el policía Sudan Shreshtha dijo que su equipo había llevado 166 muertos durante la noche.
"Estoy cansado y exhausto, pero tengo que trabajar y tener la fuerza", declaró Shreshtha a Reuters mientras una ambulancia llevaba a tres víctimas más al hospital de la Universidad de Tribhuvan.
Los cadáveres, incluyendo el de un niño de unos siete años, eran amontonados en un cuarto oscuro. El hedor a muerte era abrumador.
Afuera, una mujer de 30 años que había quedado viuda gemía: "Oh señor, ¿por qué te lo llevaste sólo a él? Llévame a mí también".
ESCENAS DE DESOLACIÓN
Algunos edificios en Katmandú cayeron como un castillo de naipes, otros se inclinaban en ángulos precarios y derrumbes parciales dejaban al descubierto el interior de algunas viviendas.
El domingo, los sobrevivientes caminaban por las calles, aferrados a cubrecamas y mantas, mientras que otros permanecían sentados abrazando a sus hijos, rodeados por pocas bolsas plásticas con sus enseres.
Los rescatistas, algunos de ellos usando máscaras en sus caras para protegerse del polvo, trataban de encontrar sobrevivientes entre trozos de madera y pedazos de ladrillos.
El sismo de magnitud 7,9 se produjo el sábado al mediodía en una época de gran actividad por la temporada de trekking y montañismo del país dependiente del turismo. Se estima que 300.000 turistas extranjeros se encuentran Nepal, que posee varios sitios considerados Patrimonio de la Humanidad.
Había cerca de 1.000 montañistas y sherpas en el Everest cuando se produjo la primera avalancha, que cobró el número de víctimas más alto registrado jamás en la montaña más alta del mundo.
Fotografías de montañistas publicadas en redes sociales mostraban tiendas de campaña y otras estructuras en la base del Everest aplastadas por rocas y nieve.
Otros 100 montañistas más arriba en el Everest, en los campamentos 1 y 2, se encontraban a salvo, pero su camino de descenso de la montaña estaba bloqueado por daños provocados por las avalanchas.
Los helicópteros pudieron volar en la mañana del domingo cuando se despejaron las nubes para evacuar a los heridos a una menor altitud, desde donde eran transportados hacia Katmandú.
La policía calcula que la cifra de muertos en Nepal alcanza las 2.460 personas, con 6.492 heridos. Al menos 1.100 personas murieron en la capital.
Se informó del deceso de unas 66 personas en la vecina India y de 18 en el Tíbet, según la agencia de noticias estatal china Xinhua. Cuatro personas murieron en Bangladés.
Los doctores armaron un centro de operaciones dentro de una tienda de campaña y llevaron adentro a las personas en estado más crítico, tras un fuerte temblor que hizo huir a la gente aterrorizada hacia las calles.
La réplica, un fuerte terremoto de magnitud 6,7, desató nuevas avalanchas en los Himalayas después del sismo de 7,9 del sábado, que fue el más fuerte desde 1934 -cuando murieron 8.500 personas- y provocó el peor desastre en la historia del Everest.
Fuera del Centro Nacional de Trauma en Katmandú, los pacientes en sillas de ruedas que estaban en tratamiento antes de que golpeara el terremoto se sumaron a cientos de heridos con fracturas y miembros ensangrentados que descansaban dentro de carpas improvisadas con sábanas del hospital.
"Sólo tenemos un centro de operación aquí. Para poder dar tratamiento inmediato necesitamos 15 centros. Simplemente no doy abasto", dijo Dipendra Pandey, un cirujano ortopedista, agregando que había hecho 36 operaciones críticas desde el sábado.
Agencias internacionales de asistencia y funcionarios dijeron que la mayoría de los hospitales estaban sobrepasados y con pocos insumos médicos.
"Tanto los hospitales privados como los del Gobierno se han quedado sin espacio y están tratando a los pacientes afuera, a la intemperie", dijo el enviado de Nepal a India, Deep Kumar Upadhyay.
Países vecinos enviaron aviones militares de transporte cargados de suministros médicos, comida y agua.
Pero había pocas señales visibles de esfuerzos de asistencia organizados mientras los organismos internacionales luchaban por enviar helicópteros en medio de un mal clima, las réplicas forzaban al cierre intermitente del aeropuerto de Katmandú y los caminos estaban bloqueados por deslaves.
La extensión del daño alrededor del epicentro, cerca de Gorkha, en la zona montañosa del oeste del país, todavía no ha sido evaluado por completo.
La intermitente comunicación telefónica celular y de correo electrónico se sumaban para complicar la llegada de ayuda para las víctimas del peor terremoto en el país más pobre de Asia en ocho décadas.
Mientras los rescatistas cavaban con sus manos entre los escombros de Katmandú, miles de sobrevivientes se preparaban para pasar una segunda noche lluviosa a la intemperie porque temían volver a sus casas dañadas.
Mientras tanto, un avión con los primeros 15 escaladores heridos en el Everest llegó a la capital alrededor del mediodía hora local. Uno, Gelu Sherpa, dijo: "Hay mucha confusión en la montaña. La cifra (de muertos) aumentará".
Los cuerpos de 17 escaladores fueron recuperados en la montaña, donde una fuerte réplica desató una avalancha que golpeó a los campamentos. Golpeó mientras el montañista indio Arjun Vajpai hablaba con Reuters por teléfono desde el campamento base Makalu cerca del Everest.
"Otro más, tenemos una réplica ahora mismo. ¡Oh, mierda!", dijo. "¡Avalancha!", gritó, mientras podían oírse en la línea gritos y el movimiento del hielo.
AYUDA DE OTROS PAÍSES
Ante la consternación del Gobierno de Nepal por la escala del desastre, la India envió vía aérea insumos médicos y equipos de ayuda, mientras que China mandó a un equipo de emergencia de 60 efectivos.
El Ejército paquistaní anunció el envío de cuatro aviones C-130 con un hospital de 30 camas, equipos de búsqueda y rescate, e insumos.
El oficial del Ejército nepalí Santosh Nepal y un grupo de rescatistas trabajaron toda la noche para abrir un paso en un edificio colapsado en Katmandú. Tuvieron que usar picos porque las máquinas retroexcavadoras no podían pasar por las estrechas calles de la antigua ciudad.
"Creemos que todavía hay gente atrapada adentro", dijo a Reuters, señalando los escombros de concreto donde antes había un edificio residencial de tres pisos.
Entre los edificios históricos de la capital destruidos por el sismo figura la Torre Dharahara, de 60 metros, construida en 1832 para la reina de Nepal, que tenía un balcón-mirador abierto a los turistas durante los últimos 10 años.
Mientras retiraban cuerpos de entre los escombros el sábado, un policía dijo que hasta 200 personas estaban atrapadas al interior de la estructura.
El domingo aún llegaban cuerpos a un hospital en Katmandú y el policía Sudan Shreshtha dijo que su equipo había llevado 166 muertos durante la noche.
"Estoy cansado y exhausto, pero tengo que trabajar y tener la fuerza", declaró Shreshtha a Reuters mientras una ambulancia llevaba a tres víctimas más al hospital de la Universidad de Tribhuvan.
Los cadáveres, incluyendo el de un niño de unos siete años, eran amontonados en un cuarto oscuro. El hedor a muerte era abrumador.
Afuera, una mujer de 30 años que había quedado viuda gemía: "Oh señor, ¿por qué te lo llevaste sólo a él? Llévame a mí también".
ESCENAS DE DESOLACIÓN
Algunos edificios en Katmandú cayeron como un castillo de naipes, otros se inclinaban en ángulos precarios y derrumbes parciales dejaban al descubierto el interior de algunas viviendas.
El domingo, los sobrevivientes caminaban por las calles, aferrados a cubrecamas y mantas, mientras que otros permanecían sentados abrazando a sus hijos, rodeados por pocas bolsas plásticas con sus enseres.
Los rescatistas, algunos de ellos usando máscaras en sus caras para protegerse del polvo, trataban de encontrar sobrevivientes entre trozos de madera y pedazos de ladrillos.
El sismo de magnitud 7,9 se produjo el sábado al mediodía en una época de gran actividad por la temporada de trekking y montañismo del país dependiente del turismo. Se estima que 300.000 turistas extranjeros se encuentran Nepal, que posee varios sitios considerados Patrimonio de la Humanidad.
Había cerca de 1.000 montañistas y sherpas en el Everest cuando se produjo la primera avalancha, que cobró el número de víctimas más alto registrado jamás en la montaña más alta del mundo.
Fotografías de montañistas publicadas en redes sociales mostraban tiendas de campaña y otras estructuras en la base del Everest aplastadas por rocas y nieve.
Otros 100 montañistas más arriba en el Everest, en los campamentos 1 y 2, se encontraban a salvo, pero su camino de descenso de la montaña estaba bloqueado por daños provocados por las avalanchas.
Los helicópteros pudieron volar en la mañana del domingo cuando se despejaron las nubes para evacuar a los heridos a una menor altitud, desde donde eran transportados hacia Katmandú.
La policía calcula que la cifra de muertos en Nepal alcanza las 2.460 personas, con 6.492 heridos. Al menos 1.100 personas murieron en la capital.
Se informó del deceso de unas 66 personas en la vecina India y de 18 en el Tíbet, según la agencia de noticias estatal china Xinhua. Cuatro personas murieron en Bangladés.