Prueba nuclear llevada a cabo por EE.UU. en Enewetak, en las Islas Marshall, el 1 de noviembre de 1952. Foto: Gobierno de EE.UU. |
28 de agosto, 2015 — Aguas subterráneas envenenadas, cáncer, leucemia y lluvia radioactiva. Estos son algunos de los legados tóxicos de los ensayos nucleares. La mejor manera de honrar a las víctimas de esos ensayos es impedir que puedan volver a realizarse, dijo el Secretario General de Naciones Unidas.
Con motivo del Día Internacional contra los Ensayos Nucleares, que se celebra cada 29 de agosto, Ban Ki-moon emitió un mensaje en el que reiteró su llamamiento a todos los Estados para que firmen y ratifiquen el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares para eliminar las armas nucleares.
Este tratado fue negociado hace casi veinte años, pero todavía falta que otros ocho Estados lo firmen para que pueda entrar en vigor.
Este año se cumple el 70 aniversario desde que comenzó la era nuclear. La Prueba Trinity desencadenó la energía de más de 20.000 toneladas de TNT y precipitó más de 2.000 ensayos nucleares adicionales.
Como consecuencia, entornos impolutos y comunidades en zonas pobladas de Asia Central, África del Norte y el Pacífico Meridional resultaron afectados. Muchos nunca se han recuperado de los daños ambientales, de salud y económicos, recordó Ban.
Si bien acogió con beneplácito la moratoria voluntaria de los ensayos nucleares por los Estados que tienen este tipo de armas, el Titular de la ONU destacó que eso no puede sustituir un tratado jurídicamente vinculante.