Beijing, 16 de mayo, 2016 (AP). Hace exactamente 50 años, China se embarcó en lo que formalmente se conoció como la Gran Revolución Cultural Proletaria, una década tumultuosa promovida por Mao Zedong para revivir los objetivos comunistas e implantar un igualitarismo radical. El aniversario fue ignorado casi por completo el lunes por los medios de comunicación, lo que refleja la sensibilidad que rodea a una etapa que más tarde sería declarado una "catástrofe".
Las autoridades suelen suprimir la discusión sobre los acontecimientos violentos y, un par de generaciones después, los jóvenes chinos están más centrados en perseguir sus propios intereses en una sociedad cada vez más capitalista.
El 16 de mayo de 1966, el Politburó del partido se reunió para purgar a cuatro de sus altos cargos que habían caído en desgracia con Mao. De la reunión salió también un documento que anunciaba el inicio de un plan a 10 años para continuar con la lucha de clases e implicar a la población en movimientos políticos de masas.
El inicio de la Revolución Cultural no fue muy conocido ni comprendido en ese momento, pero pronto adoptó una agenda caracterizada por una violencia extrema que provocó la caída de funcionarios, batallas entre facciones, manifestaciones multitudinarias y el exilio de jóvenes formados al campo. Acabó amenazando seriamente la legitimidad del Partido Comunista para gobernar.
A pesar de rechazo formal del partido al movimiento cinco años después de que terminara, vestigios de la Revolución Cultural siguen presentes en el autoritario sistema político chino, como la intolerancia a la disidencia y un apoyo incondicional a los líderes, apunta la veterana periodista Gao Yu, que en 1966 estudiaba en la universidad.
Gao dijo que su entusiasmo inicial por la Revolución Cultural se desvaneció cuando fanáticos jóvenes guardias rojos registraron su casa y acusaron a su padre, que ocupó un cargo de responsabilidad en el partido, de deslealtad a Mao. La violencia de esa época era imposible de evitar, agregó.
"Vi a muchos maestros respetados en universidades y escuelas secundarias que fueron golpeados", recuerda Gao. "El movimiento no era tanto una lucha política de alto perfil si no una campaña masiva en contra de la humanidad."
Crítica con el partido durante mucho tiempo, Gao, que ahora tiene 72 años, pudo regresar a su casa el año pasado por razones médicas tras haber estado encarcelada por acusaciones relacionadas con secretos de estado tras publicar de un documento del partido sobre controles ideológicos.
Gao, entre otros, sostienen que el cinismo de la sociedad china perdura desde la Revolución Cultural, cuando los estudiantes fueron llamados a denunciar a figuras de autoridad, incluidos maestros e incluso padres. La moral tradicional y la filosofía fueron atacadas y templos budistas fueron desfiguradas y destruidos.
No se han organizado actos oficiales para conmemorar el aniversario del lunes, aunque neo-maoístas realizaron celebraciones en privado. Muchos están motivados por la nostalgia de una época más siempre y alineados por un aumento de la desigualdad, generada por la búsqueda estatal de una economía de mercado y el abandono de la antigua economía planificada que proporcionaba empleos y bienestar a los ciudadanos, incluso en media de una pobreza generalizada.
Los diarios controlados por Beijing no ofrecieron apenas información sobre la efeméride salvo pequeños artículos mencionando la demanda de artículos de esa época.