Washington, 12 de enero, 2017 (AP). Es una historia sensacional, publicada la víspera de la primera de conferencia de Donald Trump como presidente electo: las agencias de inteligencia estadounidenses le habían informado al presidente electo que había reportes no confirmados de que Rusia tenía datos comprometedores sobre su vida personal y familiar.
Las supuestas gestiones rusas fueron descritas en un expediente de dudosa veracidad elaborado en agosto. Pero los rumores corrían por Washington desde octubre, tras reportes y advertencias vagas de que había algo raro entre el Kremlin y Trump.
En octubre, la revista Mother Jones describió cómo un ex espía occidental contratado por una firma privada norteamericana para investigar los lazos entre Trump y Rusia le entregó su reporte al FBI en agosto. Ese reporte, según la revista, se hizo para beneficio de los enemigos políticos de Trump y decía que agentes rusos recabaron información comprometedora durante una de las visitas de Trump a Moscú. Tal información, de ser cierta, podría ser usada para chantajearlo o para manipularlo como presidente.
El miércoles, The Wall Street Journal identificó al autor del dossier como Christopher Steele, director de Orbis Business Intelligence Ltd., una empresa privada con sede en Londres, y quien según el Journal rechazó, a través de intermediarios, varios pedidos de entrevistarlo. Los esfuerzos de The Associated Press para contactarlo no dieron resultado.
No había un número telefónico registrado para la dirección de Steele en Runfold, en las afueras de Farnham, Surrey, a unos 55 kilómetros (35 millas) al sudoeste de Londres.
Un vecino, Mike Hopper, dijo que Steele vive allí desde hace unos 18 meses con su esposa y cuatro hijos. Hopper les está cuidando los gatos.
"No dijo a dónde iba ni cuándo regresaría", declaró el vecino.
CNN reportó la noche del martes que Trump había recibido un sumario confidencial sobre las conclusiones de la investigaciones.
Entretanto, BuzzFeed publicó las 35 páginas del dossier la noche del martes. El website defendió la decisión aseverando que "los estadounidenses pueden decidir por su propia cuenta sobre las denuncias lanzadas contra el presidente electo". Otros medios noticiosos se abstuvieron de publicar la mayoría del contenido, al no poder verificarlo.
Poco después de que surgieron informes la noche del martes sobre el reporte, Trump tuiteó: "¡SON NOTICIAS FALSAS, UNA CACERIA DE BRUJAS!". En una combativa rueda de prensa el miércoles, el presidente electo dijo que se trató de "cosas inventadas" diseminadas "por gente perversa".
James Clapper, el actual director de Inteligencia Nacional, dijo en un comunicado que había hablado con Trump la tarde del miércoles y que le había dicho que las agencias de seguridad "no han llegado a ninguna conclusión sobre si la información contenida en este documento es verídica".