Río de Janeiro, 9 de mayo, 2016 (AP). El presidente interino de la Cámara de Diputados brasileña invalidó el lunes la votación realizada el mes pasado para efectuarle un juicio político a la presidenta Dilma Rousseff, lo que en potencia demora y complica un proceso que se esperaba derivara en la suspensión de la mandataria esta semana.
Una votación en el Senado para seguir, o no, el proceso de juicio a la mandataria estaba programada para el miércoles, y había expectativas de que Rousseff fuera suspendida de inmediato y que el vicepresidente Michel Temer asumiera la presidencia.
Pero la invalidación decretada el lunes por parte de Waldir Maranhao, presidente interino de la Cámara de Diputados, significa que el asunto regresará a dicho recinto, lo que probablemente resultará en una demora de días o semanas en el procedimiento.
Sin embargo, el presidente del Senado, Renán Calheiros, dijo a la cámara alta que tiene la intención de hacer caso omiso de la decisión y seguir adelante con el proceso de juicio político como estaba programado.
Tachó la decisión de Maranhao de "jugueteo con la democracia", y agregó: "No le corresponde al líder del Senado decir si el proceso es justo o injusto".
La sorpresiva decisión creó una tormenta política sobre la legalidad de la medida y sus posibles implicaciones.
Bajo las condiciones de la decisión del presidente de la cámara baja, ésta tendría cinco sesiones para efectuar otra votación sobre si se envía al Senado el proceso de juicio político contra Rousseff. La Cámara de Diputados votó por abrumadora mayoría el mes pasado para seguir adelante con el proceso y son esas sesiones del 15 al 17 de abril las que Maranhao anuló.
En su decisión, Maranhao argumentó que el proceso de destitución estaba lleno de irregularidades que dieron pie a que la votación del 17 de abril, que envió el juicio político a estudio del Senado, se invalidara. La decisión nació de los argumentos del fiscal general del Estado, José Eduardo Cardozo, uno de los defensores más firmes de Rousseff, que afirmó que los partidos políticos no tenían por qué recomendar a sus afiliados cómo votar, si a favor o en contra del juicio político.
Maranhao sufragó en contra de éste en la votación del 17 de abril.
En una conferencia de prensa en la capital Brasilia, Cardozo elogió la decisión, y dijo que ayudaría a corregir lo que considera son ilegalidades dentro del proceso de juicio político.
Líderes opositores ya amenazaron con apelar la decisión ante la Corte Suprema, y observadores dijeron que el gobierno podría hacer lo mismo si el Senado decide hacer caso omiso de la medida de Maranhao y seguir con el juicio político.
Rousseff ha estado luchando contra dicho proceso en el que se le acusa de violar normas fiscales, maniobra que según sus críticos fue un intento por mantener a flote la debilitada economía de Brasil.
La mandataria ha dicho que presidentes anteriores han realizado esas maniobras fiscales, y ha llamado al juicio político un "golpe de Estado" diseñado para sacarla del poder a ella y al izquierdista Partido de los Trabajadores, que ha gobernado al país durante 13 años.
Rousseff reaccionó de manera cautelosa a la noticia cuando presidia un evento en Brasilia sobre educación, lo que pareció insinuar que no estaba al tanto del tema.
"Tenemos una difícil batalla que librar", afirmó, al tiempo que exhortó a la prudencia, pues "vivimos en una época de argucias y engaños".
Maranhao tomó las riendas de la Cámara de Diputados después de que el líder anterior, Eduardo Cunha, enemigo declarado de Rousseff y quien fue el motor detrás del juicio político contra la mandataria, fue destituido bajo acusaciones de corrupción y obstrucción a la justicia.
En un comunicado, Cunha calificó la medida de Maranhao como "absurda, irresponsable y contra las normas". También despotricó contra los reportes noticiosos que insinúan que él podría haber ayudado a orquestar la decisión tras bambalinas en un intento de reafirmar el control sobre el proceso del juicio político.
El congresista opositor Pauderney Avelino dijo que, desde su punto de vista, el juicio político está ya fuera de la competencia de la Cámara de Diputados.
"La cámara baja ya no tiene nada qué hacer con ese proceso", afirmó, y agregó que la decisión de Maranhao es propia de una persona que "está desequilibrada".
El líder de la Asociación de Abogados de Brasil, Claudio Lamachia, dijo que la organización ve esta decisión "con extrema preocupación".
"Esta clase de acciones responden a los intereses del momento de ciertos grupos políticos, pero ignora las decisiones legítimas que ya se han tomado", dijo Lamachia de acuerdo con un comunicado. "Brasil está en la unidad de terapia intensiva política, en el cénit de una crisis institucional y ética".
El Grupo Eurasia, una consultoría de riesgos políticos y económicos con sede en Estados Unidos, dijo en un comunicado: "La decisión ciertamente tomó por sorpresa a la mayoría de los observadores, pero creemos que es muy improbable que se mantenga".
"Pero de una forma u otra, lo más probable es que la Corte Suprema tenga que examinar el asunto", señaló.
El juicio político ocurre en un momento en el que Brasil atraviesa su peor recesión en décadas, se efectúa una enorme pesquisa por corrupción que ha llevado a la cárcel a altos y prominentes políticos y empresarios, y vive un brote del virus del zika.
Además, la ciudad estandarte del país, Río de Janeiro, se está alistando para ser sede de los Juegos Olímpicos.
El apoyo mayoritario que alguna vez tuvo Rousseff se ha erosionado con esta seguidilla de realidades, y sus índices de aprobación se han desplomado en meses recientes. Aunque las encuestas muestran un amplio apoyo al juicio político, también dejan ver un enorme miedo sobre quién reemplazaría a la mandataria.