Estrechamente vigilado desde hacía meses, el canadiense de 24 años abatido el miércoles por la policía había expresado sus simpatías por la organización Estado Islámico tras haber buscado durante mucho tiempo un camino espiritual en el seno de una familia desestructurada.
Aaron Driver apareció en los radares de la policía y de los servicios de inteligencia canadienses en octubre de 2014 cuando justificó en las redes sociales el gesto de una joven radicalizada que mató a un soldado de guardia frente al monumento de los muertos de Ottawa.
En aquel momento, Driver ya se había convertido al islam pese a haber nacido en una familia católica de la provincia de Saskatchewan, en el oeste del país.
Todo pareció cambiar cuando falleció su madre y él tenía 7 años. Su padre se volvió a casar e ingresó a las Fuerzas Armadas. "Es como si se hubiera apagado la luz después de que pusiera un cartel de 'no molestar' en la puerta" de su habitación, admitió su padre a la cadena de televisión pública CBC en 2015.
La versión que dio Driver es un poco diferente. En el mismo reportaje que le dedicó la CBC, el joven explicaba que, sorprendido fumando marihuana cuando tenía 14 años, su padre lo rechazó y lo envió a la casa de su hermana mayor en London (Ontario, centro-sur del país).
- Lobo solitario -
Sin puntos de referencia, confronta sus creencias, lee la Biblia, sigue debates entre cristianos y musulmanes y finalmente se inclina por el islam a principios de la presente década.
En esa época, cuando vivía en la casa familiar en Winnipeg (Manitoba), "se movía en un gran secreto, como un lobo solitario, ningún amigo venía a la casa, nunca decía a dónde iba o lo que hacía", según su padre, quien entonces ya temía que su hijo se convirtiera en "un extremista radical".
Aaron Driver lo justificaba de otra manera: "lo que pasaba en Siria te rebelaba y al mismo tiempo te partía el corazón, y yo creo que si uno sabe lo que ocurre, debe hacer algo". Al mismo tiempo afirmaba que no veía ningún motivo para que "los canadienses piensen que soy una amenaza".
A pesar de que logró que le retiraran su brazalete electrónico en junio de 2015, Driver seguía bajo estricto control judicial.
La policía, que había señalado que Driver era una "potencial amenaza terrorista", lo mató el miércoles de noche en la pequeña localidad de Strathroy, 30 km al oeste de London (Ontario), donde había sido obligado a residir. Habría intentado accionar un artefacto explosivo, según informó la policía a un miembro de su familia.