Washington, 20 de agosto, 2016 (AP). Donald Trump y su equipo están en una carrera contra el reloj. Les quedan apenas unos 80 días para enderezar una campaña presidencial que comenzó a tambalearse desde el cierre de la convención republicana.
Los aliados del candidato republicano dicen que él y su recién reorganizado equipo de campaña se han reenfocado y que está listo para dirigir su veneno contra la candidata demócrata Hillary Clinton.
"La que acaba de pasar ha sido una de las mejores semanas que ha tenido la campaña", aseguró el estratega en jefe del Comité Nacional Republicano, Sean Spicer.
Durante gran parte del último año, Trump desestimó las herramientas de las campañas presidenciales de la actualidad. Esa es la gran razón por la que los críticos de Trump en su propio partido son escépticos de que el candidato republicano tendrá el tiempo o la disciplina para rescatar sus esfuerzos por la Casa Blanca.
"La campaña de Trump está a una desventaja ridículamente alta", opinaron Dan Senor, exasesor del candidato presidencial republicano de 2012 Mitt Romney y Paul Ryan, presidente de los republicanos en la Cámara de Representantes. "Los demócratas tienen algo que los republicanos no: tienen un candidato que ha construido una verdadera organización de campaña".
Aunque Trump designó un nuevo grupo de asesores en los últimos días, parece casi seguro que su estrategia reformulada no podrá sacar provecho de los ladrillos comprobados con las que se construyen las campañas ganadoras, especialmente cuando se compara con la estructura que ha erigido Clinton.
Para su desventaja, Trump tiene pocos empleados dedicados a trabajar en los estados fuertemente disputados que decidirán la elección; poca inversión temprana en el análisis de datos necesario para ayudar a asegurarse que sus seguidores voten; y ningún esfuerzo significativo para tomar ventaja en la fase temprana de la votación, que comienza el mes próximo en algunos estados.
Si no fuera por el equipo que le ha dado el Comité Nacional Republicano, Trump tendría una presencia esquelética en los estados más peleados.
Apenas la semana pasada Trump transmitió su primera ronda de anuncios de campaña: pagó casi 5 millones de dólares a cambio de propaganda por televisión en Florida, Ohio, Pensilvania y Carolina del Norte.
En cambio, la campaña de Clinton ha gastado más de 75 millones de dólares en anuncios en las semanas que han pasado desde que aseguró efectivamente la nominación a principios de junio, de acuerdo con un rastreador de propaganda política de la firma Kantar Media.
Con muy poco tiempo para construir una campaña competitiva, el equipo de Trump deberá enfocarse en un mensaje amplio capaz de captar la atención de los votantes y que recalque las deficiencias de Clinton. Por ahora, el multimillonario se encuentra detrás de Clinton en las encuestas de preferencia en casi todos los 11 estados que son campo de batalla: Colorado, Virginia y Iowa especialmente, pero también Florida, Michigan, Nevada, Nuevo Hampshire, Carolina del Norte, Ohio, Pensilvania y Wisconsin.
"Este nuevo equipo será muy, muy agresivo", opinó el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, un aliado de Trump. "Ellos estarán al ataque".