Los franceses votaban este domingo bajo fuerte vigilancia policial en la primera vuelta de unas elecciones presidenciales muy reñidas y cruciales para el futuro de la Unión Europea, cuya tasa de participación a las 10h GMT era del 28,54%, según el Ministerio del Interior francés.
Es un porcentaje ligeramente superior al de las presidenciales de 2012. La movilización de los votantes es una de las incógnitas de estos comicios de desenlace muy incierto.
La votación comenzó a las 8 de la mañana locales (las 06h00 GMT) y se celebra por primera vez bajo estado de emergencia en un contexto de amenaza terrorista, tres días después de un atentado en París. En total, 50.000 gendarmes y 7.000 militares velan por la seguridad en todo el territorio.
Son los comicios más imprevisibles de la historia reciente de Francia, con una carrera extremadamente ajustada entre cuatro de los 11 candidatos y un alto nivel de indecisión de los votantes.
El centrista Emmanuel Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen encabezaban la intención de voto en los últimos sondeos publicados el viernes, pero el conservador François Fillon y el izquierdista Jean-Luc Melenchon les pisaban los talones.
La diferencia entre ellos es tan corta que se encuentran dentro del margen de error de las encuestas, por lo que cualquiera podría clasificarse para la segunda vuelta.
Marine Le Pen, líder del Frente Nacional (FN), de 48 años, espera beneficiarse de la ola populista que propulsó la victoria de Donald Trump en Estados Unidos y el voto a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
Con un programa centrado en el "patriotismo" y la "preferencia nacional", Le Pen defiende la salida del euro y de la UE, una promesa que de cumplirse podría propinar un golpe fatal a un bloque ya debilitado por el Brexit.
En cambio, Emmanuel Macron, exministro de Economía del presidente François Hollande, ha hecho campaña con un programa abiertamente europeísta y liberal que podría reactivar el motor europeo.
Este exbanquero, prácticamente desconocido hace apenas tres años y que nunca se ha sometido al sufragio universal, podría convertirse con 39 años en el presidente más joven de la historia de Francia.
- Campaña llena de sobresaltos -
La recta final de la campaña se vio sacudida por un atentado en la emblemática avenida de los Campos Elíseos de París, en un país ya traumatizado por una ola de ataques yihadistas que ha provocado más de 230 muertos desde 2015.
Aunque es difícil medir el impacto de este ataque en los comicios, algunos analistas estiman que podría reducir la brecha en la intención de voto entre los principales candidatos.
"No ha influido en mi voto (...) de todos modos uno ya no está seguro en ningún sitio", declaró Anne Piechaud, una arquitecta de 59 años que vota en Burdeos (sudoeste).
Fue una campaña atípica. Debilitado por una impopularidad récord, François Hollande se vio obligado a renunciar a presentarse de nuevo, algo nunca visto en Francia en más de sesenta años.
Su primer ministro, Manuel Valls, fue eliminado en las primarias del partido socialista y de sus aliados por un candidato más a la izquierda, Benoît Hamon.
La campaña estuvo marcada por los enredos judiciales de varios candidatos, lo que relegó a un segundo plano el debate de los temas de fondo, principalmente económicos, en un país con una tasa de desempleo que ronda el 10%.
El conservador François Fillon perdió su condición de favorito después de que la prensa revelara que su esposa, Penelope, y dos de sus cinco hijos se beneficiaron de empleos públicos presuntamente ficticios por los que cobraron cientos de miles de euros.
Imputado por desvío de fondos públicos y apropiación indebida de bienes sociales, Fillon, que clama su inocencia, se aferró a su candidatura pese a múltiples deserciones en su entorno.
Marine Le Pen es también objeto de una investigación por empleos presuntamente ficticios en el Parlamento Europeo, donde ocupa un escaño de eurodiputada, y por supuestas irregularidades en el financiamiento de campañas pasadas. A diferencia de Fillon, se niega a ser interrogada por la justicia, invocando su inmunidad.
La última sorpresa llegó de la izquierda radical. Mélenchon, un exsocialista convertido en estandarte de la "Francia insumisa", escaló en intención de voto en los sondeos hasta acercarse a Fillon.
Este admirador del expresidente venezolano Hugo Chávez y del exlíder cubano Fidel Castro está dispuesto a dar un portazo a la UE si no pone fin a la política de austeridad.
Los últimos colegios electorales cerrarán a las 20H00 (18H00 GMT). Los dos candidatos que encabecen los comicios se medirán de nuevo en las urnas en la segunda vuelta, el 7 de mayo.