Bruselas, feb (EFE).- La Unión Europea (UE) y el Reino Unido iniciaron la semana pasada una nueva ronda de negociación sobre el "brexit" (salida de este país del club comunitario) en la cual abordan por primera vez los términos del periodo de transición, de unos dos años, que comenzará tras la retirada oficial británica el 29 de marzo de 2019.
Desde hoy hasta el jueves 8 de febrero los equipos negociadores mantendrán conversaciones técnicas sobre la transición, pero también sobre cuestiones de la primera fase que aún necesitan mayores avances, como la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte.
El viernes, la delegación británica tiene previsto ofrecer nuevos datos al bloque comunitario sobre la futura relación que el país desea mantener con Bruselas, si bien ese aspecto solo se negociará cuando haya concluido el debate sobre el periodo transitorio.
Tras la reunión en Londres de este lunes entre la primera ministra británica, Theresa May; el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, y el ministro del Reino Unido para el "brexit", David Davis, este último aseguró que ambos equipos iban a iniciar hoy un diálogo "intensivo" para tratar de acordar antes de final de marzo los términos de la transición.
Así, Londres y Bruselas negociarán en las próximas semanas los detalles de esa fase de implementación, recalcó ayer Barnier, que este martes se encuentra en Estrasburgo (Francia), donde se celebra la sesión plenaria del Parlamento Europeo, y que mañana viajará a Fráncfort (Alemania).
Los Estados miembros que seguirán en la Unión tras el "brexit" aprobaron el pasado 29 de enero las directrices que fijan su posición para negociar el periodo transitorio, ya pactadas por los jefes de Estado y de Gobierno en una cumbre el 15 de diciembre.
Los Veintisiete abogan por que esa transición dure hasta el 31 de diciembre de 2020, es decir, unos tres meses menos que los dos años que reclamaba el Gobierno británico.
Durante ese tiempo seguirían aplicándose en el Reino Unido todas las leyes comunitarias ya en vigor como si el país fuese aún un Estado miembro, así como aquellos cambios en este acervo comunitario que sean aprobados por la Unión durante la transición.
Además, Londres seguiría bajo la jurisdicción del Tribunal de Justicia de la Unión Europea y obligado a respetar los acuerdos comerciales o internacionales firmados por la UE.
Pese a seguir atado por los acuerdos, leyes e instituciones comunitarios, el Reino Unido no tendrá derecho a voto a la hora de elaborar nuevas normas y tampoco podrá participar, salvo excepciones, en las reuniones de los órganos europeos.
Al terminar la reunión del lunes en Londres, Barnier advirtió de que las restricciones al intercambio de bienes y servicios entre ambos lados del canal de la Mancha serán "inevitables" si el Reino Unido opta por abandonar el mercado único y la unión aduanera cuando rompa sus lazos con la Unión Europea.
Sobre la futura relación comercial, el negociador comunitario consideró que el Reino Unido debe dedicar las próximas semanas a "clarificar su posición" en ese terreno.
Avisó, asimismo, de que existen "algunas divergencias" entre ambos lados del Canal sobre los detalles de la futura etapa de transición y de que todavía queda "trabajo por hacer" para garantizar una "salida ordenada" del Reino Unido de la UE.
Davis resaltó que su Gobierno ha publicado "una enorme cantidad" de información sobre sus planes de futuro.
Tras varios días de polémica en las filas del Partido Conservador británico sobre la profundidad de la ruptura con la UE que quiere ejecutar el Gobierno, Davis subrayó que su intención es abandonar la unión aduanera.
Esta permite a sus miembros beneficiarse de los acuerdos comerciales firmados con terceros países por la UE, un bloque de unos 500 millones de consumidores, pero les impide firmar sus propios pactos internacionales. "brexit"