NUEVA YORK (AP) — El exabogado personal del presidente Donald Trump, Michael Cohen, se declaró culpable el martes de violar la ley de financiamiento de campaña y de otros cargos, y afirmó que él y Trump arreglaron comprar el silencio de la actriz porno Stormy Daniels y la exmodelo de Playboy Karen McDougal para influir en los comicios presidenciales.
La afirmación de Cohen parece implicar a Trump en un delito, aunque la cuestión sobre si el presidente puede ser enjuiciado y cuándo podría serlo continúa siendo tema de debate.
La declaratoria de culpabilidad se produjo casi al mismo tiempo que el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, fue declarado culpable de ocho delitos financieros en Alexandria, Virginia, en el que fue el primer juicio surgido de la pesquisa del fiscal especial Robert Mueller sobre la injerencia de Rusia en el proceso electoral.
Como parte de su acuerdo, Cohen, de 51 años, se declaró culpable de ocho cargos, incluyendo evasión de impuestos y haber hecho una declaración falsa a una institución financiera. Podría recibir una condena de entre cuatro y cinco años en prisión en su audiencia de sentencia programada para el 12 de diciembre.
En la declaratoria de culpabilidad, Cohen no mencionó a las dos mujeres ni a Trump por su nombre, y en su lugar indicó que trabajó con un “candidato no identificado”. Sin embargo, las cantidades y las fechas coinciden con los pagos hechos a Daniels y a McDougal semanas y meses antes de las elecciones presidenciales de 2016.
Con la voz temblorosa, Cohen respondió las preguntas de un juez federal y dijo que el primer pago fue realizado “en coordinación y por instrucción de un candidato a un cargo federal” y que el segundo fue hecho “por instrucción del mismo candidato”.
Mientras las televisoras mostraban una cobertura simultánea de los juicios de dos exallegados de Trump, el mandatario abordaba el avión presidencial y se dirigía a un mitin en Virginia Occidental. No atendió las preguntas de los reporteros sobre sus excolaboradores y se retiró a su habitación privada en el avión.
El actual abogado de Trump, Rudy Giuliani, aseveró en un comunicado que “no hay una acusación de delito alguno contra el presidente en los cargos del gobierno federal contra el señor Cohen”.
Daniel Petalas, exfiscal de la división de integridad pública del Departamento de Justicia dijo que “esto pone al presidente Trump más cerca de una conducta delictiva”.
“El presidente tiene ciertas protecciones mientras está en funciones, pero de ser cierto, y si él estaba al tanto e intentó influenciar una elección, eso podría ser un delito federal grave”, aseveró Petalas. “Esto tiene repercusiones cerca de casa”.
Cohen salió de la corte y se dirigió a una camioneta negra con vidrios polarizados. Un par de personas que estaban afuera gritaron: “¡Enciérrenlo!”, mientras grababan la escena con sus teléfonos.
La declaratoria de Cohen se produjo después de meses de investigaciones federales y de haberse distanciado del presidente, por quien _dijo alguna vez_ “recibiría una bala”.
En abril, el FBI allanó su habitación de hotel, su casa y oficina e incautó más de 4 millones de objetos. Las autoridades buscaban registros bancarios, comunicaciones con la campaña presidencial de Trump e información sobre un pago de 130.000 dólares realizado a Daniels y otro de 150.000 dólares a McDougal.
Ambas mujeres afirman haber sostenido un amorío con Trump, lo cual el mandatario niega.
Trump negó ante los reporteros en abril que supiera algo sobre los pagos que Cohen realizó a Daniels, aunque la explicación del presidente y de su actual abogado Rudy Giuliani han cambiado varias veces desde entonces.
El presidente se ha molestado públicamente sobre lo que consideró era una extralimitación del gobierno, aunque en privado le preocupaba qué material pudo haber tenido Cohen tras trabajar para la Organización Trump durante una década. Trump calificó el allanamiento como una “cacería de brujas” y dijo que era una agresión contra el privilegio cliente-abogado y un ataque motivado políticamente por sus enemigos del FBI.
“Obviamente esto no es algo bueno para Trump”, dijo Sol Wisenberg _quien condujo el interrogatorio del jurado investigador al expresidente Bill Clinton durante la pesquisa de Whitewater_ sobre la declaratoria de Cohen.
“Asumo que no será procesado porque es un presidente en ejercicio”, agregó Wisenberg. “Pero lo acerca más a un proceso de destitución, sobre todo si los demócratas recuperan el control de la Cámara de Representantes”.