Christchurch (N. Zelanda), 19 mar (EFE).- La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, hizo un llamamiento hoy para silenciar los mensajes de odio tras el atentado supremacista contra las dos mezquitas de Christchurch que causó 50 muertos y 50 heridos.
"Somos uno. Ellos son nosotros", dijo Ardern, al reiterar en el Parlamento el lema que acuñó tras los ataques para promover la unidad del país, en una sesión que se abrió con la bendición de un imam y que concluyó en árabe por la dirigente con la tradicional salutación musulmana.
En su discurso, Ardern aseguró que jamás pronunciará el nombre del autor de la masacre para privarle de la notoriedad que este buscaba con su acción y al que se refirió como "un terrorista, un criminal, un extremista y, cuando hable de él, un sin nombre".
El australiano Brenton Tarrant, de 28 años, está considerado por la Policía como el único responsable de la matanza y permanecerá en prisión provisional, que le fue impuesta el sábado tras ser acusado de asesinato, hasta que comparezca ante el juez el 5 de abril.
"Puede que buscara notoriedad pero aquí, en Nueva Zelanda, no le daremos nada, ni siquiera su nombre", aseguró Ardern que garantizó que sobre él "caerá todo el peso de la ley".
Las redes sociales fueron otro de los aspectos señalados por Ardern, quien explicó que su rol en la difusión de los mensajes de odio que será analizado y les exigió que asuman la responsabilidad por lo que publican.
"No podemos simplemente quedarnos de brazos cruzados, aceptar simplemente que estas plataformas existen y que lo que se dice en ellas no es su responsabilidad (...) No hay lugar a una situación de todos los beneficios, ninguna responsabilidad", dijo.
"Esto por supuesto no nos quita la responsabilidad que debemos tener como nación, la de confrontar el racismo, la violencia y el extremismo", precisó.
Entre los puntos más controvertidos sobre la actuación de estas plataformas está la retransmisión en directo a través de Facebook que Tarrant hizo durante 17 minutos del asalto a la primera mezquita o la divulgación del manifiesto con su ideario extremista.
Facebook retiró 1,5 millones de vídeos del ataque y Youtube "decenas de miles más" tras registrar un volumen "sin precedentes tanto por la escala como por la rapidez" del número de grabaciones subidas a la red por los usuarios.
Ante ello, varias empresas del país anunciaron que retirarán o evalúan retirar la publicidad en estas plataformas para obligarlas a moderar los contenidos que inciten al odio.
El llamamiento a la unidad y la condena de la intolerancia han apuntalado la imagen de líder de Ardern, de 38 años, que se ha ganado múltiples elogios por sus muestras de compasión y sensibilidad cultural, como ponerse un hijab en sus visitas a las víctimas, en una imagen que se volvió viral.
Poco después del ataque que calificó de "terrorista", la dirigente reafirmó el carácter multicultural y tolerante de su país, del que dijo que mantiene la puerta abierta a todo el mundo que respete los valores de tolerancia.
"Lo único que debe cambiar tras los hechos del viernes es que esa misma puerta solo debe ser cerrada para todos aquellos que promuevan el odio y el miedo", dijo.
Su actitud contrasta con la del presidente estadounidense, Donald Trump, quien al preguntar en qué podía ayudar a la neozelandesa, esta le respondió pidiéndole "simpatía y amor para todas las comunidades musulmanas".
"Si alguna vez pierdes la fe en la humanidad y los políticos solo tienes que mirar a esta gran mujer. Gracias Jacinda Ardern por restaurar nuestra fe", dijo Heba Marwan, periodista de origen sirio de la emisora australiana SBS.
Con su respuesta a los atentados, Ardern reavivó la llamada "Jacindamanía" que surgió tras su elección en 2017, después de que se convirtiera en la segunda mujer en dar a luz durante su mandato y de se llevara al bebé de tres meses a Nueva York para intervenir en la Asamblea General de la ONU. Mundo