BRUSELAS (AP) — Los negociadores de la Unión Europea y Gran Bretaña no consiguieron progresos significativos durante una frenética noche de reuniones y tenían previsto seguir buscando un compromiso el miércoles, la víspera de una crucial cumbre de la UE.
“Las conversaciones continuaron hasta bien entrada la noche y continuarán hoy”, dijo un funcionario de la UE que pidió no ser identificado para comentar las negociaciones en curso.
Después de más tres años de salidas en falso y reveses repentinos, ambas partes parecían confiar en alcanzar un principio de acuerdo para la salida británica del bloque en cuestión de horas.
Los jefes de gobierno se reunían el jueves, apenas dos semanas antes de la fecha prevista para que Gran Bretaña abandonara el bloque, el 31 de octubre.
Los diplomáticos dejaron claro que si bien quedaban muchas cuestiones abiertas, ambas partes estaban cerca de un acuerdo por primera vez desde que el plan de salida británica naufragó en la Cámara de los Comunes en marzo.
Aun así, los negociadores congregados en la sede de la UE en Bruselas hasta bien entrada la noche del martes no lograron concretar un pacto.
La oficina del primer ministro británico, Boris Johnson, dijo que las negociaciones habían sido “constructivas” y seguirían en marcha.
Johnson está muy interesado en cerrar un trato en la cumbre de la UE que comienza el jueves para que Gran Bretaña abandone el bloque de forma ordenada en la fecha prevista del 31 de octubre, cumpliendo su promesa de completar el Brexit pasara lo que pasase.
Pero los dos bandos admiten que quedan discrepancias sobre cómo mantener la libertad de movimiento de personas y mercancías en la frontera irlandesa, el asunto más espinoso por resolver.
La frontera abierta entre Irlanda, miembro de la UE, e Irlanda del Norte, que forma parte de Reino Unido, es crucial tanto para la economía local como para el acuerdo de paz de 1998 que puso fin a décadas de violencia entre católicos y protestantes en Irlanda del Norte. Pero una vez Gran Bretaña abandone el bloque, esa linde se convertirá en una frontera externa de la UE que el grupo quiere proteger.
La cuestión es hasta dónde está dispuesto a ceder el gobierno de Johnson en su insistencia de que todo Reino Unido, incluida Irlanda del Norte, debe abandonar la unión aduanera de la UE, algo que requeriría controles sobre los productos que cruzan entre su territorio y el de la UE. Irlanda y otros miembros de la UE afirman que cualquier obstáculo en la frontera irlandesa es inaceptable.
La alternativa es establecer controles entre Reino Unido e Irlanda del Norte. Pero el Partido Unionista Democrático (DUP, por sus siglas en inglés) de Irlanda del Norte, que respalda el gobierno en minoría de Johnson, se opone férreamente a cualquier medida que pueda diluir los lazos entre Irlanda del Norte y el resto de Reino Unido.
Si hubiera acuerdo, necesitaría la aprobación tanto de los parlamentarios europeos como del Parlamento británico, que rechazó en tres ocasiones el plan acordado por la predecesora de Johnson, Theresa May.
El éxito de la iniciativa depende del DUP, indicó el legislador conservador David Davis, partidario del Brexit. “Si el DUP dice ‘esto es intolerable para nosotros’, eso será muy importante”, dijo.
La cumbre de la UE esta semana -la última agendada antes de la fecha límite del Brexit- estaba considerada como la última oportunidad para aprobar un acuerdo de divorcio. Johnson insiste en que su país se marchará a final de mes tanto si hay acuerdo como si no, aunque los legisladores británicos están decididos a presionar para conseguir otro aplazamiento y evitar un caótico Brexit “duro”.
Han aprobado una ley que obliga al gobierno a pedir a la UE que posponga el Brexit si no hay acuerdo el sábado.
Johnson insiste en que no lo hará, aunque también dice que obedecerá la ley. No está claro cómo encajan las dos afirmaciones.