WASHINGTON (AP) — El gobierno de Estados Unidos en tres administraciones de la Casa Blanca desinformó al público sobre los fracasos en la guerra de Afganistán, con frecuencia mencionando éxitos inexistentes, según miles de páginas de documentos obtenidos por el periódico The Washington Post.
Los textos revelan profundas frustraciones en torno a la conducta de Washington en la guerra en el país asiático, incluso con respecto a la siempre cambiante estrategia de Estados Unidos, los apuros para desarrollar una fuerza de combate afgana realmente efectiva y los persistentes fracasos para derrotar al Talibán y combatir la corrupción en todo el gobierno.
“Carecíamos de una comprensión fundamental de Afganistán; no sabíamos lo que hacíamos”, dijo Douglas Lute, un general de tres estrellas del Ejército que fue el zar afgano en la Casa Blanca durante los gobiernos de George W. Bush y Barack Obama, en declaraciones a entrevistadores en 2015.
Las entrevistas fueron realizadas durante los últimos años dentro del proyecto “Lecciones aprendidas” del inspector general especial para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR, por sus siglas en inglés). Hasta el momento, el SIGAR ha publicado siete informes a partir de las más de 400 entrevistas, y se están desarrollando varios más. The Washington Post pidió y recibió datos de las entrevistas sin editar gracias a la Ley de Libertad de Información y a demandas.
En los documentos se cita a funcionarios familiarizados con la guerra de 18 años que describen una campaña del gobierno de Estados Unidos para distorsionar la cruda realidad del conflicto.
“Cada dato fue alterado para presentar el mejor panorama posible”, dijo Bob Crowley, un coronel del Ejército que fue asesor de contrainsurgencia para los comandantes del ejército de Estados Unidos en 2013 y 2014, en declaraciones a los entrevistadores del gobierno, según el periódico. “Los sondeos, por ejemplo, no eran nada confiables, pero reforzaban que todo lo que hacíamos estaba bien y nos convertimos en un sistema que sólo procura perpetuarse a sí mismo”.
Con frecuencia el SIGAR ha expresado las fallas de la guerra en informes que se remontan más de una década, incluyendo amplios cuestionamientos sobre el extenso despilfarro en los casi un billón de dólares gastados en el conflicto.
The Washington Post indicó que John Sopko, director del SIGAR, reconoció que los documentos muestran que “al pueblo estadounidense le han mentido constantemente”. El Congreso creó el SIGAR en 2008 para realizar auditorias e investigaciones sobre el despilfarro del gobierno en la guerra de Afganistán.
Los demócratas en el Capitolio rápidamente respaldaron los hallazgos del artículo.
El representante Ted Lieu tuiteó: “La guerra en Afganistán es un gran fracaso bipartidista. Desde hace mucho he exhortado a retirar a los soldados de Estados Unidos de ese cenagal. Ahora parece que las autoridades estadounidenses desinformaron al público sobre la guerra. Es hora de salir de Afganistán. Ahora”.
Por su parte, el representante demócrata Ro Khanna tuiteó: “775.000 de nuestros soldados desplegados. 2.400 vidas estadounidenses perdidas. Más de 20.000 estadounidenses heridos. 38.000 civiles muertos. Billones gastados. (El secretario de Defensa Donald) Rumsfeld en 2003: ‘No capto bien quiénes son los malos’”.
Sara Kreps, profesora de relaciones internacionales y gubernamentales en la Universidad Cornell, dijo que las entrevistas revelan la gran desconexión entre lo que los líderes civiles y militares sabían sobre la guerra y lo que sabía el público, sobre todo de sus costos.
El Post dijo que, aunque la entrevistas contienen pocas revelaciones sobre los operativos militares en la guerra, incluyen muchas críticas que refutan el discurso que los funcionarios promovían con frecuencia de que se estaban logrando avances.
James Dobbins, un exdiplomático de Estados Unidos que fue enviado especial en Afganistán en los gobiernos de Bush y Obama, fue directo y franco en su evaluación de la guerra durante su entrevista.
“No invadimos a los países pobres para hacerlos ricos”, dijo Dobbins, según el reportaje de The Washington Post. “No invadimos a países autoritarios para hacerlos democráticos. Invadimos a países violentos para pacificarlos y es evidente que en Afganistán fracasamos”. AP