Israel prolonga de hora en hora la tregua mientras intenta negociar con Hamás un alto el fuego duradero.
La tregua inicial de doce horas, después ampliada a dieciséis, silenció ayer los bombardeos, aunque los soldados israelíes prosiguen en la Franja su guerra contra los túneles de Hamás.
Pese al alto el fuego, se podían escuchar varios disparos esporádicos, pero la población ya ni se inmuta. Bastante tienen con asimilar que lo han perdido todo tras los bombardeos masivos de estos. En zonas como Beit Hanoun, Jan Yunis o Shejaiya, las más castigadas en los últimos días, los servicios sanitarios se afanan en recuperar cadáveres entre los escombros. A lo largo de la tregua ya han rescatado 132 cuerpos, con lo que la cifra de palestinos muertos desde el inicio de la ofensiva israelí asciende hasta los 1.147 y los heridos a más de 6.000, según ha informado el Ministerio de Salud en Gaza. Israel se aproxima a las cifras de la operación «Plomo fundido» de 2008 en la que murieron 1.300 palestinos.
La diplomacia ha cambiado El Cairo por París y los ministros de Exteriores de EE.UU., Turquía, Qatar y varios países europeos consiguieron prolongar de hora en hora «la tregua humanitaria»provisional mientras se intenta alcanzar un alto el fuego duradero. La novedad del encuentro fue la presencia de los ministros turco y qatarí, los dos socios principales de Hamás que, como el grupo islamista,desconfían de la vía egipcia y pedían una reunión en un lugar diferente para acercar posturas. Los ausentes fueron la Autoridad Nacional Palestina, Israel y Egipto, los tres protagonistas de los encuentros previos en El Cairo.
Los planes de Hamás e Israel para acallar las armar van en direcciones opuestas. Así que, ante la imposibilidad de cerrar una tregua definitiva, la comunidad internacional trata de alcanzar acuerdos puntuales que sirvan de alivio a la población civil, principal víctima del conflicto. Una estrategia que permite a la vez ganar tiempo para ir elaborando un documento que sirva como hoja de ruta para el fin de las hostilidades. Los palestinos se mantienen unidos en la exigencia del fin del bloqueo de Gaza. A diferencia de anteriores operaciones, esta vez no quieren deponer las armas hasta tener la garantía de que Israel levantará el cerco que sufre la Franja desde hace ocho años. Los israelíes, por su parte, insisten en que están dispuestos a llegar hasta el final en su lucha contra los túneles y lanzaderas de cohetes del brazo armado de Hamás.
A las ocho en punto de la tarde de ayer, expirada la tregua, cuatro granadas de mortero cayeron sobre el sur de Israel sin causar víctimas. El ataque llegó cuando la televisión israelí anunciaba la decisión de alargar cuatro horas el alto el fuego, prorrogables otras veinte horas más. Una extensión que también aceptó Hamás. Israel y los islamistas palestinos están inmersos en el tira y afloja de unas conversaciones en las que ambas partes negocian desde posiciones muy maximalistas. Y cada hora adicional de tregua es un nuevo factor para tensar y destensar la situación.
Revuelta en Cisjordania
A los problemas en Gaza –donde Hamás ha matado ya a 40 soldados–, Israel debe añadir ahora la nueva revuelta palestina en Jerusalén Este y Cisjordania. Una fuerte protesta con la que no había tenido que lidiar en los últimos años, durante los que pudo dedicarse a la construcción de asentamientos sin oposición de ningún tipo. En los últimos días ocho palestinos de esta zona han muerto en choques con las fuerzas de seguridad y por disparos de colonos a lo largo de las marchas de protesta contra la operación en Gaza. El cambio de actitud de la Autoridad Nacional Palestina tras el acuerdo de gobierno de unidad con Hamás abre una nueva etapa en el conflicto. Algunos medios locales hablan incluso de una tercera intifada. En Tel Aviv, según la prensa israelí, unas 3.000 personas también se manifestaron en contra de la ofensiva militar que ya ha dejado más de mil palestinos muertos.