SAO PAULO (Reuters) - El candidato presidencial brasileño Eduardo Campos murió el miércoles al estrellarse el avión en el que viajaba en la ciudad de Santos, estremeciendo la carrera por los comicios de octubre.
El jet ejecutivo Cessna 560XL en el que volaba Campos, de 49 años, cayó sobre una zona residencial durante la aproximación al aeropuerto de Guarujá, justo al lado de Santos. Las condiciones meteorológicas eran malas.
"Brasil entero está de luto", dijo la presidenta Dilma Rousseff en un comunicado. "Hoy perdimos a un gran brasileño (...) Perdimos a un gran compañero".
Aunque era tercero en las preferencias de los brasileños, el socialdemócrata Campos era considerado uno de los políticos más brillantes de Brasil. Su muerte sacude el tablero a menos de dos meses de las elecciones del 5 de octubre.
Analistas dijeron que su candidata a la vicepresidencia, la popular ambientalista Marina Silva, podría capitalizar la ola de pesar y desafiar a la desgastada Rousseff en una segunda vuelta.
Pero la incertidumbre remeció el miércoles a los mercados en Brasil, donde el índice Bovespa llegó a bajar un 2 por ciento y el real se debilitó.
Al caer la noche, decenas de bomberos continuaban trabajando en el rescate los cuerpos en el lugar del accidente, entre una casa y un gimnasio en Santos, unos 100 kilómetros al este de Sao Paulo.
Todas las personas a bordo del avión procedente de Río de Janeiro murieron, según los bomberos. Seis residentes de la zona resultaron con heridas leves.
LUTO OFICIAL
La muerte de Campos, un joven y carismático ex gobernador del estado nordestino de Pernambuco, dio lugar a una tregua en la campaña electoral.
Rousseff, que con 36 por ciento de las preferencias lidera las encuestas para la reelección al frente del Partido de los Trabajadores (PT), decretó tres días de luto oficial.
Tanto ella como el su rival socialdemócrata Aécio Neves, segundo en los sondeos con un 20 por ciento, suspendieron el miércoles temporalmente sus campañas en señal de pesar.
Heredero de una dinastía política, Campos fue gobernador del estado de Pernambuco, en el empobrecido nordeste de Brasil.
Campos fue llorado por los empresarios brasileños, que veían en el economista un socialdemócrata favorable a los negocios que había prometido restaurar la confianza en las cuentas fiscales y reanimar la estancada economía.
Su apuesta de fondo era capitalizar el creciente descontento en Brasil con el Gobierno del izquierdista PT, que lleva 13 años en el poder.
Y aún así hasta el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, el fundador del PT y mentor de Rousseff, lo elogió.
"A lo largo de toda su vida, Eduardo luchó para volver a Brasil un país más justo y digno", dijo en un comunicado.
MARINA
No quedó inmediatamente claro qué pasará ahora con su caudal electoral, aproximadamente un 10 por ciento de las preferencias según las últimas encuestas.
Pero analistas dijeron que el impacto emocional de la muerte de Campos podría impulsar una eventual candidatura de Silva.
"Nuestra visión inicial es que esto vuelve la elección mucho más competitiva", dijo Joao Augusto de Castro Neves, analista de la consultora de riesgo Eurasia.
Una candidatura de Silva, que logró el tercer puesto en las elecciones presidenciales del 2010 y tiene un fuerte apoyo entre votantes jóvenes y evangélicos, complica el panorama para Neves y también para Rousseff, añadió.
Pero en una conferencia de prensa en la tarde del miércoles, Silva, demacrada y con la voz quebrada, no dio ninguna pista de su futuro.
"Esto es una tragedia", dijo con apenas un hilo de voz. "La imagen que yo quiero guardar de él fue la de nuestra despedida de ayer: lleno de alegría, lleno de sueños, lleno de compromisos".