Finalizadas las siete semanas de conflicto, tanto palestinos como israelíes tratan de volver a la normalidad. Sin duda es más difícil en Gaza. Buena parte de la franja es hoy por hoy un amasijo de escombros entre los que sus habitantes vuelven a empezar. Más de 2.100 palestinos han perdido la vida durante el conflicto y más de medio millón se han visto desplazados de sus hogares. Se estima que la reconstrucción de esta zona llevará una década.
“Nadie quiere la guerra”, confiesa un ciudadano gazatí. “Debe haber paz para todos y para ello deben encontrar una solución real. No queremos tener que soportar una guerra cada dos o cada cuatro años. Tienen que encontrar una manera de que todos podamos vivir y trabajar. Como ve, después de que reconstruyeramos llegó la guerra. Dos años después todo ha sido destruído de nuevo”.
Con el alto el fuego llegan también los acuerdos entre ambos bandos. A la espera de las conversaciones de septiembre en El Cairo, los pasos fronterizos entre Gaza y Egipto e Israel ya han sido abiertos, y por ahí acceden los camiones de la ONU con toda la ayuda humanitaria necesaria.
Israel por su parte trata también de volver a la normalidad tras sus semanas más convulsas desde la Guerra del Líbano en 2006, en las que han muerto 64 soldados y 6 civiles.
“Si el alto el fuego funciona, todo queda por fin en calma y Hamas no es capaz de rearmarse, entonces todo irá bien” opina una ciudadana en Jerusalem. “Creo que todos estamos cansados de esto y que necesitamos descansar y volver a una vida normal”.
Israelíes y Palestinos también han acordado la ampliación de la zona de pesca de estos hasta las 6 millas náuticas. Pequeños pasos hacia la confirmación de una tregua que nadie sabe cuando puede volver a romperse y que está por ver si puede convertirse en una reanudación del proceso de paz.