SANTIAGO (Reuters) - Una bomba estalló el lunes en una zona comercial junto al metro de la capital de Chile dejando 14 heridos, en el peor atentado con explosivos desde el regreso de la democracia al país hace más de dos décadas. La explosión ocurrió en un restaurante de comida rápida sobre la estación Escuela Militar, en la semana que se conmemora el aniversario del golpe liderado por el dictador Augusto Pinochet que depuso en 1973 al socialista Salvador Allende.
Los pasillos del restaurante se llenaron de humo, varios locales comerciales cercanos sufrieron daños y los servicios de emergencia atendieron a los heridos en las calles de la comuna de clase acomodada Las Condes, mostraron imágenes de televisión.
El aparato detonado fue un extintor relleno de pólvora negra con un temporizador, dijo un fiscal.
"Yo estaba almorzando, sentí el estruendo y salimos a ver y vimos mucho humo, gente corriendo y gritando, un joven muy malherido, una señora con su mano herida", dijo Joanna Magneti, empleada de 32 años de un local en el centro comercial.
Una de las personas heridas por el estallido en la tarde sufrió una fractura expuesta de cadera y otra la amputación de algunos dedos, dijo el subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy.
Otra de ellas, un ingeniero venezolano de 35 años, resultó con una fractura en la pierna izquierda. Ninguno de los heridos corre peligro de muerte, según las autoridades.
"Este es uno de los actos más cobardes que hemos visto porque tiene como objetivo dañar a las personas, generar temor e incluso la muerte de personas inocentes", dijo a periodistas la presidenta, Michelle Bachelet, tras visitar a algunos de los afectados en una clínica del este de la ciudad.
"Nos parece que este es un acto abominable y por tanto vamos a usar todo el peso de la ley", agregó al explicar que convocó a primera hora del martes una reunión con los cuerpos de seguridad para definir acciones a tomar.
Además hizo un llamado a la calma. "Lo que ha sucedido hoy es horrible, tremendamente condenable, pero Chile es y seguirá siendo un país seguro", afirmó.
La zona fue rodeada por fuerzas especiales de la policía y el servicio del subterráneo fue suspendido brevemente en la estación después del estallido. El área comercial donde ocurrió es muy concurrida por ser un punto de transbordo del transporte público y estar cerca de muchas oficinas.
Una testigo contó a la televisión que transeúntes ayudaron a auxiliar a los heridos en medio de olor a pólvora y metal, y entre vidrios rotos de los locales.
Las cámaras de seguridad mostraron que los autores fueron dos jóvenes que escaparon en un auto que pudo ser identificado, dijeron autoridades.
"El Gobierno no va a descansar (...) para que estas personas lo antes posible estén tras las rejas", dijo el ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo.
Más tarde, el funcionario reveló que en la zona estaba la madre de Bachelet pero que no fue afectada por el incidente.
La explosión fue la peor de una serie de atentados con explosivos ocurridos en los últimos meses en la capital chilena. Hasta el lunes estos estallidos no habían dejado heridos.
Si bien Chile es una de las naciones más política y económicamente estables de Latinoamérica, ha sufrido atentados aislados de grupos anarquistas con bombas de bajo poder en lugares poco transitados y en horas de la madrugada.
Cuando se acerca la fecha en que se conmemora el golpe suele haber violencia, disturbios y explosiones de bajo poder. Pinochet gobernó con mano de hierro durante 17 años hasta 1990 y murió sin haber sido condenado por la desaparición de miles de personas, dejando para muchos chilenos una herida abierta.
Las autoridades no han dicho quiénes podrían ser los autores del atentado del lunes. Tampoco ningún grupo se adjudicó hasta ahora la explosión.
Horas después del estallido, otra estación del metro en el oeste de Santiago fue evacuada por una falsa alarma.