BÉLGOROD (Reuters) - Después de tres días atrapados en un sótano debido a los bombardeos, Svetlana y Sergei Divenko abandonaron su hogar en el este de Ucrania y huyeron a Rusia con sus dos hijos y una sola maleta.
El viaje en coche de dos días para recorrer los 250 kilómetros que separan la ciudad de Slaviansk y la silenciosa ciudad provincial de Bélgorod en junio fue el más arriesgado de sus vidas, y los llevó a través de territorio afectado por los combates y seis puestos de control.
"Puede que mi hijo no vuelva a levantar un arma de juguete en su vida. Apuntaron armas hacia los niños en los puestos de control. Estaban pálidos de miedo", dijo Svetlana Divenko, una ama de casa de 28 años.
Pero como muchos otros rusófonos del este de Ucrania descontentos con la situación económica en su país y con los líderes políticos en el oeste de Ucrania, la familia Divenko se dirigió a Rusia no sólo buscando seguridad sino una vida mejor.
Naciones Unidas dice que más de un millón de personas fueron desplazadas por el conflicto. Un funcionario de inmigración ruso situó el número total de refugiados ucranianos en Rusia en torno al millón, a pesar de que las autoridades de Kiev dicen que esa cifra ha sido exagerada por Moscú por razones políticas.
Rusia quiere aprovechar la crisis de los refugiados para mostrar su cara más humana a las naciones de Occidente que critican su actuación en Ucrania, en donde los separatistas prorrusos del este rusófono se alzaron contra el Gobierno a mediados de abril.
Los refugiados fueron recibidos calurosamente por sus hermanos eslavos rusos ortodoxos, donde se les ofrece refugio y trabajo.
El presidente Vladimir Putin a menudo se refiere a los ucranianos como "hermanos" y dice que antes del conflicto los rusos y ucranianos eran un pueblo. El primer ministro ruso, Dmitry Medvedev, dijo que los refugiados recibirán trabajo y educación.
Algunos ahora sueñan con quedarse definitivamente, incluso cuando desde el 5 de septiembre rige un frágil cese de hostilidades en Ucrania.
"No vemos ningún futuro en Slaviansk", dijo Divenko, contento de estar lejos de la línea de combate donde han muerto unas 3.500 personas hasta el momento y en un país con una economía mucho mayor.