TOKIO (Reuters) - El emperador japonés Akihito conmemoró el sábado el 70 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial con una expresión de "profundo remordimiento" por el conflicto, una salida de su guión habitual, que podría ser interpretada como una sutil reprimenda al primer ministro, Shinzo Abe.
El día anterior, Abe expresó su "profundo dolor", pero precisó que las futuras generaciones no deben seguir pidiendo perdón por los errores del pasado. No ofreció ninguna disculpa nueva.
"Reflexionando sobre nuestro pasado y teniendo en cuenta los sentimientos de profundo remordimiento por la última guerra, espero seriamente que la devastación de la guerra no vuelva a repetirse" afirmó Akihito, de 81 años, en un acto en recuerdo del día en que su padre, Hirohito, anunció la derrota de Japón.
"Junto a toda nuestra gente, rindo ahora mi tributo de corazón a todos los que perdieron la vida en la guerra, tanto en los campos de batalla como en otras partes, y rezo por la paz mundial y el desarrollo continuo de nuestro país", agregó.
El legado de la guerra sigue complicando las relaciones con China y Corea del Sur, que sufrieron la, a veces, brutal ocupación japonesa y su dominio colonial antes de la derrota de Tokio en 1945.
Con su suave voz, Akihito ha pedido a menudo a los japoneses que no olviden el sufrimiento de la guerra e intentó promover la reconciliación con los países asiáticos.
Sus comentarios han atraído una creciente atención, en un momento en que Abe parece estar presionando en favor de un tono menos apologético sobre el pasado de Japón.
Akihito ya había expresado antes su remordimiento, pero no en la conmemoración anual. La Constitución prohíbe al emperador tener un rol político, así que sus declaraciones deben ser cuidadosamente analizadas.
El sábado, Abe envió una ofrenda ritual de dinero al santuario de Yasukuni, donde se venera a los caídos en la guerra, pero no visitó el lugar, considerado por China y Corea del Sur como un símbolo del militarismo de Tokio.
Aunque Abe -quien ha asegurado que quiere reparar los lazos con China y Corea del Sur- no visitó Yasukuni en persona, tres de sus ministros acudieron junto al jefe político del gobernante Partido Liberal Democrático, Tomomi Inada.
Estas visitas irritan a Pekín y Seúl, ya que el santuario honra a 14 japoneses condenados como criminales de guerra por un tribunal de los aliados, junto a los muertos en el conflicto.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de China dijo que la visita del sábado "refleja la seriamente equivocada actitud de Japón frente a los hechos históricos", mientras manifestantes quemaron fotografías de Abe en una protesta en Seúl. Reuters