MOSCÚ (Reuters) - Rusia parece estar intensificando la preocupación de Occidente al negarse a explicar su considerable presencia militar de Siria, una situación que le brinda una posición negociadora más firme ante las potencias mundiales de cara a unas posibles discusiones sobre el conflicto, dijeron diplomáticos en Moscú.
Esas conversaciones podrían tener lugar este mismo mes, cuando el presidente ruso, Vladimir Putin, viaje a Estados Unidos por primera vez en ocho años para ofrecer un discurso en la Asamblea General anual de las Naciones Unidas.
La principal exigencia de Rusia ahora es que su tradicional aliado, el presidente sirio, Bashar al-Assad, sea incluido en los esfuerzos internacionales para contener a los insurgentes que se autodenominan Estado Islámico y controlan grandes extensiones de Siria.
Funcionarios estadounidenses dijeron el miércoles que Rusia había enviado dos embarcaciones de transporte de tanques y más aviones a Siria, desplegando además un pequeño grupo de militares. [ID:nL1N11F190]
En el Líbano, las fuentes dijeron que las fuerzas rusas están participando en los combates en Siria, donde Assad ha estado bajo creciente presión.
El ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, reiteró el jueves que los vuelos de Rusia hacia Siria son de "carácter humanitario" y que sirven para transportar también asistencia militar.
"Esto tiene que ver con la Asamblea General" de la ONU, dijo uno de los diplomáticos de Occidente, que al igual que las otras fuentes hizo declaraciones bajo condición de anonimato.
"Si existe un nuevo comienzo en el diálogo entre Rusia y Estados Unidos, tendremos toda una nueva situación", aseveró.
Moscú ha señalado varias veces en las últimas semanas que está interesado en programar una reunión entre Putin y el presidente estadounidense, Barack Obama, en Nueva York. La Casa Blanca dice que actualmente no tiene conocimiento de ninguna reunión prevista.
Moscú buscaría utilizar un eventual encuentro para presentar ante el público Rusia a Putin como un pacificador y un socio indispensable para Washington en las crisis internacionales, incluso en un momento de grandes tensiones por el conflicto en Ucrania. Reuters