BBC. 5 de abril de 2016. El primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, renunció este martes tras conocerse su vinculación con el escándalo desvelado por los conocidos como Panamá Papers. Se trata de la primera renuncia de un cargo importante tras la filtración de 11 millones de documentos que muestran cómo los ricos y poderosos usan los paraísos fiscales para ocultar su riqueza.
La decisión fue anunciada por el ministro de Agricultura y Pesca de Islandia, Sigurour Jóhannsson, a la cadena estatal RUV.
La filtración, de la empresa panameña Mossack Fonseca, mostró que Sigmundur Gunnlaugsson utilizó una sociedad offshore, Wintris, junto con su mujer. Gunnlaugson fue acusado de esconder millones de dólares de inversiones en los bancos de su país. Pero él dice que no violó ninguna ley y que su esposa no se benefició financieramente.
Tras conocerse la filtración, el lunes tuvo lugar una manifestación en la capital del país, Reykjavík, para pedir su renuncia. Los documentos muestran que Gunnlaugsson y su esposa compraron Wintris en 2007. Gunnlaugsson no declaró un interés en la compañía cuando asumió como parlamentario en 2009. Le vendió su 50% de la compañía a su esposa, Anna Sigurlaug Palsdottir, por US$1, ocho meses después.
La compañía offshore fue usada para invertir millones de dólares de dinero heredado, de acuerdo con un documento firmado por Palsdottir en 2015. Y según registros judiciales la empresa tenía inversiones significativas en los bonos de tres bancos importantes de Islandia que colapsaron durante la crisis financiera que comenzó en 2008.
Wintris figura como un acreedor con reclamaciones por millones de dólares en las quiebras de los bancos.
En 2013 Gunnlaugsson asumió como primer ministro y ha estado vinculado en las negociaciones relacionadas los bancos, lo cual podría afectar el valor de los bonos que son propiedad de Wintris.
Gunnlaugsson había pedido previamente al president Olafur Ragnar Grimsson que disolviera el parlamento, pero su petición fue denegada.
Tras negarse a renunciar el lunes, el primer ministro recibió una creciente presión también desde su coalición de gobierno.