ESTAMBUL (Reuters) - Tres suicidas con bombas abrieron fuego el martes y luego se inmolaron en el principal aeropuerto internacional de Estambul, causando la muerte de al menos 36 personas y dejando cerca de 150 heridos, en lo que el primer ministro de Turquía dijo que parece ser un ataque de milicianos del Estado Islámico.
Un atacante disparó en el salón de salidas con un fusil automático, lo que hizo que los pasajeros intentaran parapetarse o escapar del lugar, antes de que los tres suicidas se inmolaran al interior o en las cercanías del salón de arribos, dijeron testigos y funcionarios.
El ataque en el tercer aeropuerto más ajetreado de Europa es uno de los más letales de una serie de detonaciones de bombas en Turquía, que enfrenta la insurgencia de milicianos kurdos en el sudeste del país y lucha por contener los efectos colaterales de la guerra civil en la vecina Siria.
La policía disparó para tratar de detener a dos de los atacantes, justo antes de que llegaran a un control de seguridad en la zona de arribos del aeropuerto Ataturk, pero estos detonaron los explosivos que portaban, dijo uno de los funcionarios.
"Con este incidente se hizo claro nuevamente que el terrorismo es una amenaza global. Este ataque, dirigido contra gente inocente es un acto terrorista planificado y vil", dijo el primer ministro Binali Yildirim a periodistas en el aeropuerto.
"Existe evidencia inicial de que los tres suicidas con bomba se inmolaron después de abrir fuego", sostuvo, agregando que llegaron al aeropuerto en un taxi y que los hallazgos preliminares apuntan a que el ataque sería responsabilidad del Estado Islámico.
Un funcionario aseguró que la mayoría de los fallecidos eran turcos, aunque entre los muertos también había extranjeros.
"LE DISPARABA A CUALQUIERA"
Paul Roos, de 77 años, dijo que vio a uno de los atacantes "disparando aleatoriamente" en el salón de salidas.
"Él sólo le disparaba a cualquiera que se le cruzara en frente. Estaba totalmente vestido de negro. No llevaba máscara. Yo estaba a unos 50 metros", dijo Roos, un sudafricano que regresaba a Ciudad del Cabo con su esposa luego de unas vacaciones en Turquía.
"Nos agachamos detrás de un mesón, pero me paré y lo miré. Hubo dos explosiones seguidas. Para ese entonces él había dejado de disparar (...) Giró y comenzó a avanzar hacia nosotros. Tenía su arma dentro de su chaqueta. Miró ansiosamente alrededor para ver si alguien lo iba a detener y luego bajó por la escalera (...) Escuchamos unos disparos más, luego otra explosión y todo terminó", dijo Roos a Reuters.
Casi siete horas después del ataque, que comenzó cerca de las 1850 GMT, ningún grupo se había atribuido la responsabilidad.
El ataque es similar al atentado suicida de militantes del EI en marzo en el aeropuerto de Bruselas, un hecho que dejó 16 muertos. Un ataque coordinado durante la hora punta en un tren del metro de la capital belga dejó a otros 16 fallecidos.
El presidente turco, Tayyip Erdogan, dijo que el ataque debería servir como un punto de inflexión en la lucha mundial contra los grupos militantes.
"El ataque, que ocurrió durante el mes sagrado del Ramadán, muestra que el terrorismo golpea sin considerar la fe ni los valores", dijo en un comunicado.
"Las bombas que estallaron en Estambul hoy podrían haber detonado en cualquier aeropuerto y en cualquier ciudad del mundo", afirmó, instando a todos los gobiernos a unir fuerzas contra el terrorismo.
El aeropuerto Estambul Ataturk es el más grande del país y un importante centro de transporte para viajeros internacionales. Fotos publicadas en los medios de comunicación y redes sociales mostraron a heridos tendidos en el suelo dentro y fuera de uno de los edificios de la terminal.
Las autoridades detuvieron el despegue de vuelos desde el aeropuerto y enviaron a los pasajeros a hoteles, dijo un funcionario de Turkish Airlines. Yildirim informó más tarde que el tráfico aéreo se había reanudado.