Washington, 18 jun (EFE).- Cuando quedan menos de cinco meses para las elecciones presidenciales en EEUU, la campaña se le pone muy cuesta arriba al virtual candidato republicano, Donald Trump, que bate récords de impopularidad y naufraga en las encuestas.
Como si hubiese visto un pájaro de mal agüero, Trump, que el pasado martes cumplió 70 años, parece haber perdido la aureola de "ganador" de la que presume hasta la saciedad en los mítines.
Los observadores coinciden en que el órdago del polémico magnate por la Casa Blanca atraviesa una grave crisis, alentada por sus polémicas xenófobas y las incesantes críticas de dirigentes de su propio partido, que digieren con desasosiego sus dislates.
Para muestra, un botón: la impopularidad de Trump que arrojan los sondeos de intención de voto carece de parangón en la historia moderna de las campañas presidenciales en Estados Unidos.
Según una encuesta divulgada esta semana por la cadena ABC News y el diario The Washington Post, el 70 por ciento del electorado tiene una imagen desfavorable del multimillonario neoyorquino, que nunca ha ocupado antes un cargo político.
La candidata oficiosa del Partido Demócrata para los comicios presidenciales del 8 de noviembre, la exsecretaria de Estado Hillary Clinton, tampoco recibe un gran aplauso en el estudio (55 por ciento de impopularidad), pero no sale tan mal parada.
Los resultados son más devastadores, si cabe, para el empresario de los hoteles y los casinos entre varios grupos esenciales para ganar las elecciones: los negros (94 por ciento de impopularidad), los hispanos (89 por ciento) y las mujeres (77 por ciento).
"Nadie ha sido elegido presidente de EEUU con un índice desfavorable del 70 por ciento", advirtió el pasado miércoles Matthew Dowd, estratega jefe en la campaña de reelección del republicano George W. Bush como presidente en 2004.
En la carrera por la Casa Blanca, Clinton sigue viendo a Trump por el retrovisor a una distancia notable, según la última encuesta publicada ayer viernes por la empresa Ipsos, elaborada en pleno debate esta semana sobre la masacre perpetrada en una discoteca gay de Orlando, en Florida, que causó 50 muertos, incluido el atacante.
En el sondeo, el 45,5 por ciento de los votantes apoya a la exsecretaria de Estado, mientras el 34,8 por ciento se inclina por el multimillonario y antigua estrella del programa televisivo "The Apprentice" (El Aprendiz).
La debacle demoscópica del magnate coincide con un enfriamiento del respaldo institucional del Partido Republicano por dos controversias que han provocado el rechazo de líderes conservadores como el presidente de la Cámara de Baja de EEUU, Paul Ryan.
A comienzos de mes, Trump levantó una polvareda y fue acusado de racismo por sus críticas al juez Gonzalo Curiel, encargado del caso de presunto fraude de la universidad que lleva el nombre del empresario, por el mero hecho de tener raíces mexicanas.
El magnate también soliviantó esta semana a dirigentes republicanos con su plan de vetar la entrada de musulmanes en EEUU para combatir el terrorismo yihadista, en respuesta al atentado de Orlando, perpetrado el pasado domingo por un estadounidense de origen afgano que juró lealtad al grupo Estado Islámico (EI).
Algunos republicanos prominentes, como el respetado presidente del Comité de Energía y Comercio de la Cámara Baja, Fred Upton, desisten incluso de apoyar la candidatura del magnate.
"Hay un largo camino por recorrer (hasta las elecciones), pero a muchos de nosotros nos parece que el tren ha descarrilado. Veremos si él (Trump) puede ponerlo de vuelta en el raíl", afirmó Upton esta semana.
Otros ni siquiera darán el voto a Trump en noviembre, como Richard Armitage, ex subsecretario de Estado en el Gobierno de George W. Bush (2001-2009): "Él no parece un republicano. Votaré a la señora Clinton", declaró Armitage el jueves al diario "Politico".
Pero el multimillonario no cede un ápice ante las exigencias del partido, pese a su promesa de adoptar un tono "más presidencial", como demostró el pasado miércoles en un mitin en Atlanta.
"No hablen. Por favor, cállense. Lo haré yo solo (la campaña). Lo haré muy bien", le espetó un desafiante Trump a los líderes de su formación.
"Es difícil ver a Trump ganando si sigue el mismo camino que hizo para vencer en las primarias republicanas. El electorado general es mucho más diverso", comentó a Efe el comentarista Geoffrey Skelley, del Centro de Políticas de la Universidad de Virginia. EFE