La mitad de los 18.5 millones de dólares gastados fueron a parar a Giles-Parscale, una firma de diseño de páginas web y mercadeo que apenas debuta en la política nacional, según documentos presentados a la Comisión Electoral Federal. Esta empresa ya trabajaba para la organización inmobiliaria de Trump.
La campaña pagó a Giles-Parscale 8.4 millones de dólares en julio, el doble de lo que la firma con sede en San Antonio había recabado de la campaña de Trump en todo el año anterior. Su presidente, Brad Parscale, es el director de mercadeo digital de la campaña.
Trump ha empezado a poner el acento en la recaudación de fondos en línea, después de pagar la campaña primaria principalmente de su bolsillo.
Se gastaron millones en viajes por avión. La campaña pagó 2 millones de dólares a jets privados aparte del TAG Air del mismo Trump, que recibió medio millón.
Algunos consultores de Trump también cobran bien.
Chess Bedsole, director de campaña en Alabama, cobró 64,000 dólares el mes pasado por consultoría en el terreno. Annteriormente había cobrado 15,000 dólares en diciembre.
Pero la nómina sigue siendo escasa y no parece haber demasiada inversión en la renta de oficinas en los estados cruciales como Ohio.
El ex jefe de campaña nacional, Paul Manafort, dijo que la campaña contrató a decenas de personas y nombró directores en los 50 estados. Esta ampliación de la nómina corresponde al 1 de agosto y aparecerá en los informes financieros después del 20 de septiembre.
Trump se jacta de la austeridad de su campaña, pero se le acaba el tiempo para crear una operación que pueda competir con la de la candidata demócrata Hillary Clinton.
Además de aventajar a Trump en las encuestas, Clinton tiene una nómina de 700 empleados desde hace meses, oficinas en todo el país y ha gastado 67 millones de dólares en publicidad por televisión. Esta semana gastará otros 10 millones.
