Des Moines, Iowa, 18 de octubre (AP). Siempre se esperó que Hillary Clinton recibiera un empuje de entusiasmo de la Casa Blanca hacia el final de la campaña. La sorpresa es que no procede del presidente.
Dentro de un equipo de aliados plagado de estrellas, entre las que está el presidente, Barack Obama, la jugadora más valiosa de 2016 es sin duda la primera dama, Michelle Obama.
Durante un año divisivo en la política, la muy popular primera dama ha impresionado a los votantes con su potente retórica. Y puede ser el centro emocional de una campaña cuya candidata no es conocida por transmitir calidez.
En una dura crítica al candidato republicano, Donald Trump, que se emitió en directo en redes de noticieros por cable, Michelle Obama dijo la semana pasada que la grabación en la que el empresario presumía sobre avances sexuales con mujeres que no los deseaban la había "estremecido hasta lo más profundo de una manera que no esperaba".
Así, la primera dama habló en unos términos rara vez empleados por Hillary Clinton, dadas las acusaciones contra su propio esposo que él ha negado, pero que Trump ha reiterado.
"Si Hillary Clinton saliera con esos mismos argumentos, sabemos cómo respondería Donald Trump, atacando al expresidente Clinton y recuperando viejas historias de la década de 1990", dijo la estratega demócrata Lis Smith.
Michelle Obama también tuvo una de las frases más memorables de la Convención Nacional Demócrata al decir que su lema familiar es "Cuando ellos caen bajo, nosotros nos alzamos".
Clinton ha repetido esa frase en público en varias ocasiones desde entonces.
"Michelle Obama se ve como una voz realmente auténtica en cualquier tema del que hable, la gente siente que de verdad le sale de dentro", señaló la estratega demócrata Mary Anne Marsh.
Para la campaña de Clinton, Michelle Obama es un activo crucial que puede conectar con la base demócrata, especialmente los jóvenes, pero también apela a votantes independientes e indecisos. Eso quedó claro el lunes cuando la campaña anunció una operación en Arizona, un estado de tradición republicana, señalando que la primera dama celebrará el jueves un mitin en Phoenix.
"No hay una defensora más poderosa en nuestra campaña", afirmó la directora de comunicación de Clinton, Jennifer Palmieri. "Como la primera dama no está considerada como una figura política, cuando habla tiene un impacto real".
Michelle Obama ha destacado incluso entre los llamados "súper-aliados" de Clinton: el presidente, el vicepresidente Joe Biden, el expresidente Bill Clinton, el senador Bernie Sanders y la senadora Elizabeth Warren. La primera dama, antes reacia a participar en la campaña, está más cómoda en escena tras más de ocho años en primera línea promocionando sus campañas de educación y contra la obesidad infantil, celebrando sus propios actos y mostrando un lado travieso en entrevistas y programas de conversación.
"O es Meryl Streep, o de verdad es genuina con esto", comentó Robert Watson, profesor de estudios sobre Estados Unidos en la Universidad de Lynn. "En este año de candidatos de plástico, Michelle simplemente parece la más auténtica ahí fuera".
En cualquier caso, los analistas políticos señalan que la intensidad de su labor a favor de Clinton es notable.
"Es inusual que una primera dama en el cargo, o un presidente en el cargo, ya que estamos, haga campaña con tanto entusiasmo por un candidato a la presidencia. Normalmente adoptan un estilo más discreto. Esto indica la importancia que dan los dos Obama a estas elecciones", dijo Katherine Jellison, presidenta del departamento de Historia de la Universidad de Ohio, y que estudia a las primeras damas.
Anita McBride, veterana de tres gobiernos republicanos, señaló que la agenda de la señora Obama es más flexible en este momento porque ya ha celebrado los últimos actos de algunas de sus campañas más importantes.
"En cierto modo es el momento de recoger, mientras que para el presidente nunca es el momento de recoger", comentó McBride, que fue jefa de personal de la primera dama Laura Bush. "A él le siguen llegando cosas al escritorio cada día. Ahora todo gira en torno a preservar el legado y dar todo lo que pueda a la persona que ella cree puede reflejar mejor sus valores".
Por ahora, Michelle Obama ha hecho campaña este otoño en Virginia, Pennsylvania, North Carolina y New Hampshire. Ha grabado anuncios de radio y televisión, incluido uno dirigido a los que votan por adelantado en Iowa, Ohio y Nevada. Arizona es la siguiente y se esperan más apariciones después.
A tres semanas para las elecciones del 8 de noviembre, Clinton lidera muchos sondeos nacionales y de estados indecisos, en un momento de la campaña en gran parte inundado por la retórica provocadora de Trump y sus comentarios pasados de tono sexual.
Clinton sigue enfrentando la progresiva publicación de correos electrónicos pirateados, que han planteado dudas sobre su relación con Wall Street y los mecanismos internos de campaña. Es probable que se le pregunte sobre el tema en su último debate con Trump el miércoles por la noche, pero Trump ha acaparado buena parte de la atención.
Por ahora, Michelle Obama es una de las pocas que ha escapado a los ataques de Trump, que ha hablado con dureza sobre varios grupos de votantes, los líderes de su propio partido republicano y, últimamente, las mujeres que lo acusaron de mala conducta sexual.
"No puedo imaginar una forma más atrevida para que Donald Trump pierda aún más terreno del que ya ha perdido que atacando a la primera dama de los Estados Unidos", dijo el portavoz de la Casa Blanca Eric Schultz.