LA PAZ, Bolivia (AP) -- Varios gobiernos de América Latina manifestaron su esperanza de seguir manteniendo lazos estratégicos con Washington tras la asunción de Donald Trump, un magnate inmobiliario y político poco ortodoxo que suscita preocupación por su discurso anti-inmigrante y proteccionista.
México está a la expectativa de las medidas que pueda tomar el mandatario estadounidense desde el primer día, ya que en campaña prometió levantar un muro a lo largo de la frontera común y acabar con el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica.
El presidente mexicano Enrique Peña Nieto felicitó a Trump y subrayó en redes sociales que buscará un diálogo respetuoso con el nuevo mandatario en beneficio de México. "La soberanía, el interés nacional y la protección de los mexicanos guiarán la relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos", escribió.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos señaló que los intereses estratégicos de Estados Unidos están al sur del Río Grande: desde México hacia abajo del continente.
Su homólogo boliviano, Evo Morales, externó su interés por restablecer las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, rotas desde hace ocho años, con el arribo del nuevo gobernante republicano.
En algunos países latinoamericanos se realizaron manifestaciones callejeras contra Trump en las que se gritaron consignas anti-imperialistas y se exigió respeto a los migrantes en Estados Unidos.
"Trump, no te queremos", dijo Rosa Aguilar, una estudiante universitaria panameña que se sumó a una protesta de medio centenar de trabajadores en una plaza pública en el centro de Panamá, donde se quemó un muñeco con la imagen de Trump. "Tiene que respetar a nuestros países".
Tras asumir Trump dejó en claro que su administración trabajará con un enfoque aislacionista. "Cada decisión sobre comercio, impuestos, inmigración o relaciones internacionales se tomará para beneficio de los trabajadores estadounidenses y las familias estadounidenses", dijo. "Debemos proteger nuestras fronteras de los abusos de otros países, que fabrican nuestros productos, roban a nuestras empresas y destruyen nuestros empleos".
Unas horas después de su juramentación varios presidentes de Latinoamérica aún no se habían manifestado públicamente.
Santos agradeció y felicitó a Obama y destacó en Twitter que "esperamos mantener y mejorar relaciones" con Trump. Colombia ha sido el mayor receptor de la ayuda estadounidense en América Latina con unos 10.000 millones de dólares en los últimos 15 años y ambos países han impulsado una estrategia con apoyo bipartidista para el combate de las drogas.
Por su parte, el presidente panameño Juan Carlos Varela aspira, igualmente, a mantener una relación cordial y de colaboración con Estados Unidos, el principal usuario del Canal de Panamá y más importante socio comercial de la nación centroamericana. "Somos socios estratégicos, Estado a Estado, gobierno a gobierno", destacó Varela. Panamá desea "jugar un papel de buscar la unión, el consenso".
Morales -un férreo crítico de Washington- expresó en las redes sociales su esperanza de restablecer las relaciones con el nuevo gobierno estadounidense "respetando la soberanía y dignidad de nuestros pueblos".
"¡Ojalá! con el nuevo presidente en Estados Unidos terminen las intervenciones y las bases militares en el mundo para garantizar la paz con justicia social", agregó Morales.
Las relaciones entre ambos países se vieron afectadas después de que Morales expulsó en 2008 al embajador estadounidense en La Paz y Washington hizo lo propio con el diplomático boliviano en reciprocidad. Dos meses después, Morales echó del país a la agencia antidrogas estadounidense DEA y más tarde a la agencia de cooperación USAID por sospechas de intromisión en asuntos internos de Bolivia.
En los últimos ocho años Washington ha calificado de insuficientes los esfuerzos de Bolivia en la lucha contra las drogas. El gobierno de Obama y el de Morales intentaron en varias ocasiones relanzar las relaciones llegando a redactar un acuerdo, pero sin más avances. AP