Washington, 26 ago (EFE).- La relación entre el presidente de EEUU, Donald Trump, y el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, está en horas bajas tras las tensiones entre ambos de las últimas semanas, algo que podría parecer anecdótico pero que, sin embargo, es clave para el futuro del país.
McConnell, como jefe del Senado, ha intentado colaborar con el multimillonario para avanzar en su agenda política desde su llegada al poder, sin embargo Trump parece no entender los entresijos del Congreso y sus dificultades, poniendo mucha presión sobre el senador por Kentucky.
Mientras una de las primeras decisiones del magnate al frente de la Casa Blanca fue nominar a la esposa del senador, Elaine Chao, como secretaria de Transporte -McConnell será clave para el debate en el Congreso sobre los fondos de infraestructura-, el líder del Senado siguió durante meses las directrices del presidente.
Uno de los ejemplos más claros sobre la influencia del magnate sobre McConnell fue cuando este último aceptó a instancias de Trump abrir el debate sobre la derogación de la ley sanitaria, pese a saber que no contaba con los votos necesarios para ser exitosa.
Y es que ha sido precisamente el fracaso en tumbar y sustituir la ley de salud conocida como Obamacare, una de las principales promesas de campaña del mandatario, lo que ha empeorado considerablemente las relaciones entre ambos.
"Nuestro nuevo presidente, está claro, no ha estado antes en esta línea de trabajo. Y creo que tenía expectativas excesivas sobre cuán rápido suceden las cosas en un proceso democrático", dijo McConnell hace unas semanas tras su incapacidad para aprobar el proyecto de la ley sanitaria, pese a contar con la mayoría en ambas cámaras del Capitolio.
Aquel comentario desató la ira de Trump, quien no se anduvo con rodeos para replicar a través de su cuenta de Twitter.
"El senador Mitch McConnell dijo que yo tenía 'expectativas excesivas'. Pero no lo creo. Después de siete años de oír 'derogar y reemplazar', ¿por qué no hacerlo?", espetó.
Lo cierto es que el multimillonario se planteó la derogación y sustitución de la ley sanitaria como uno de los objetivos a lograr en sus primeros meses en la presidencia, algo demasiado complejo tanto por la naturaleza del asunto como por la división de pareceres dentro de su propio partido.
A raíz de esta situación, el diario "The New York Times" reportó esta semana que los dos líderes llevan tiempo sin hablarse, aunque el Congreso se encuentra en receso veraniego y el mandatario también ha estado de vacaciones.
Sin embargo, Trump necesita a McConnell para llevar a cabo su agenda política, ya que el líder de la mayoría en el Senado es quien tiene la potestad para priorizar las políticas y propuestas legislativas que considere, así como el mayor poder para influir dentro de su bancada.
Pero el magnate no solamente ha hecho de McConnell blanco de sus críticas, también ha arremetido contra otros senadores republicanos, como John McCain, cuyo voto fue clave para frenar el intento de derogación sanitaria, o Jeff Flake, uno de sus grandes críticos en materia migratoria y fronteriza.
Además, ha tenido duras palabras para el senador republicano por Carolina del Sur, Lindsay Graham, quien condenó los comentarios del mandatario sobre el supremacismo blanco tras los incidentes violentos en Charlottesville (Virginia).
Y ha arremetido también contra el senador Bob Corker, presidente del comité de Asuntos Exteriores de la Cámara alta, quien en los últimos días lanzó una de las afirmaciones más explosivas contra Trump, cuestionando su capacidad para ocupar el puesto.
Criticar a otros senadores republicanos, de quienes McConnell es el líder, tampoco ayuda a mejorar la situación entre ambos, por mucho que la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, reiterara este viernes en una rueda de prensa que la relación entre ambos "está bien".
"Mira, creo que las relaciones están bien. Ciertamente habrá algunas diferencias políticas. Pero también hay un montón de objetivos compartidos y eso es en lo que estamos centrados", dijo Sanders.
Sin embargo, Trump insistía en las redes sociales en hacer más profunda la herida.
"¡El único problema que tengo con Mitch McConnell es que, después de escuchar Derogar y Reemplazar durante 7 años, él falló! ¡Eso nunca debería haber ocurrido!", escribió el magnate, horas después de culparle también, junto al presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, de no haber acelerado la aprobación del incremento del techo de la deuda.
Así pues, Trump termina el verano con una turbulenta relación con quien debería ser uno de sus de mayores aliados, en vísperas de un mes de septiembre en el que tendrá que negociar en el Congreso asuntos clave para el país.