NUEVA YORK (AP) — Los miembros más vulnerables del Partido Republicano tenían pocas soluciones sencillas en materia migratoria. Y el presidente, Donald Trump, acaba de complicarles aún más las cosas.
Desde California a Colorado, de Nevada a Nueva Jersey, republicanos en riesgo de perder sus puestos han tenido problemas en los últimos días para explicar la decisión de su presidente de poner fin al programa que ofrecía protecciones a los jóvenes que llegaron a Estados Unidos de forma ilegal cuando eran niños.
El gobierno de Trump dio seis meses al Congreso para que acuerde una alternativa, pero no está claro que el dividido Congreso pueda hacerlo.
Sobre el terreno en estados claves y en distritos indecisos de todo Estados Unidos, una preocupada comunidad hispana se enfada aún más con el Partido Republicano de Trump, antes de las elecciones de media legislatura del año que viene.
“Aquellos candidatos que necesitan a votantes latinos están dejados a su suerte, y están teniendo problemas”, señaló Alfonso Aguilar, director ejecutivo de la Latino Partnership for Conservative Principles. “Si él continúa con este comportamiento y con esta retórica, las cosas podrían empeorar”.
En casos aislados, varios republicanos que enfrentan difíciles campañas de reelección se sumaron a los demócratas a la hora de condenar la iniciativa del presidente para suspender la protección a los jóvenes inmigrantes. Sin embargo, la inmensa mayoría elogió a Trump por poner fin a lo que consideran un programa inconstitucional de la era Obama, aunque al mismo tiempo prometían encontrar una solución compasiva.
Las distintas respuestas reflejan los problemas del Partido Republicano para equilibrar intereses contrapuestos. Por un lado, la pequeña pero activa base nacionalista de Trump. Por otro lado, una creciente comunidad hispana encaminada a jugar un papel cada vez más influyente en la política nacional en los próximos años.
“Aunque la gente en la comunidad hispana de mi distrito no está contenta con el presidente, el hecho es que sí nos dio algo de margen en este tema”, dijo el representante Mike Coffman, republicano por Colorado, que ha apoyado legislación que daría al Congreso otros tres años para proteger a estos jóvenes, que en muchos casos llegaron a Estados Unidos cuando eran muy pequeños.
Coffman es uno de las dos docenas de republicanos que sirven en distritos donde ganó Hillary Clinton el pasado otoño. La mayoría están considerados como objetivos prioritarios de los demócratas en sus esfuerzos por recuperar la mayoría de la Cámara de Representantes en 2018. Y muchos sirven en zonas con crecientes comunidades hispanas.
Coffman, que lleva cinco legislaturas como congresista, calcula que los hispanos suponen en torno al 20% de sus votantes.
“Si yo fuera nuevo, recién llegado, creo que sería bastante difícil”, dijo sobre el entorno creado por Trump. “El tono que sale de la Casa Blanca haría mayor el desafío”.
La última decisión de Trump no llega de la nada.
El presidente indultó el mes pasado al ex jefe policial Joe Arpaio, que fue condenado por ignorar la orden de un juez de que dejara de perseguir a latinos sospechosos de estar en el país de forma ilegal. Trump también sigue luchando para construir un muro en la frontera entre México y Estados Unidos y suele mencionar los peligros de la inmigración ilegal.
La retórica republicana no está siendo muy bien recibida en Arizona y Nevada, dos estados con una considerable población hispana y con campañas disputadas al Senado el próximo otoño.
El senador de Nevada Dean Heller, considerado como uno de los republicanos en una posición más delicada, rompió esta semana con Trump por su decisión sobre el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).
“Aunque me sigue preocupando la forma en la que DACA entró en vigor, he dejado claro que apoyo el programa porque no debe señalarse la puerta de inmediato a personas trabajadoras que llegaron de niños a este país sin culpa por su parte”, dijo Heller.
En Arizona, donde más del 20% de las personas con derecho a voto son hispanas, el senador republicano Jeff Flake dijo que Trump había hecho bien al poner fin a un programa anticonstitucional. Pero, como Coffman, apoya introducir leyes que protejan de inmediato a los aproximadamente 800.000 jóvenes inmigrantes sin permiso de residencia que se inscribieron en el programa.
“Son miembros valorados de nuestra sociedad y espero que puedan quedarse, dijo Flake.
El senador de Arizona también destacó recomendaciones del Comité Nacional Republicano en 2013, que instó al partido a adoptar un tono más hospitalario e inclusivo para mejorar su acogida entre los votantes hispanos. El Comité afirmó que el futuro del partido dependía de ello, dos años antes de que Trump presentara su campaña a la presidencia tachando a los inmigrantes mexicanos de delincuentes y violadores.
Sin embargo, en estados con comunidades hispanas pequeñas, los republicanos tenían menos incentivos políticos para proteger a los jóvenes inmigrantes de la deportación.
Matthew Dowd, estratega de campaña del expresidente George W. Bush, lleva casi dos décadas advirtiendo a los líderes republicanos que deben ganarse a los hispanos. Señaló que la base de votantes de Trump, blancos y con menos educación, aceptó con entusiasmo el mensaje del presidente.
“Recordemos que Trump es un síntoma de lo que opinan los votantes del Partido Republicano sobre inmigración y las relaciones raciales, no su causa”, tuiteó Dowd. En una entrevista, señaló que aunque el Partido Republicano tuviera éxito en 2016, no puede sobrevivir mucho más tiempo alejando a los votantes hispanos y otras minorías.
“Es sólo una cuestión de tiempo”, comentó Dowd. “Si miras a la demografía del apoyo a Trump, ese grupo se reduce cada año”. estrategia migratoria