POMPANO BEACH, Florida, EE.UU. (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, visitó el viernes una comunidad de Florida que se recupera de una letal balacera en una escuela secundaria. El dirigente se reunió en privado con víctimas y elogió el heroísmo de los equipos de emergencias.
Tras ofrecer pocas palabras públicas de consuelo para quienes lloraban la tragedia, Trump tampoco abordó el debate sobre la violencia armada que estalló luego de que un pistolero de 19 años baleó y mató a 17 personas e hirió a otras 14.
Dos días después de la masacre, Trump visitó el hospital Broward Health North, donde visitó a dos víctimas y alabó a doctores y enfermeras por su “increíble” trabajo. Acompañado por su esposa Melania, mostró sus respetos a agentes en Fort Lauderdale, donde dijo que esperaba que "obtengan el reconocimiento" que merecen.
"Estuve en el hospital con muchos padres y están realmente agradecidos por el trabajo que han hecho”, dijo Trump en la oficina del jefe de la policía del condado de Broward, donde estuvo acompañado por el gobernador, Rick Scott (Foto), el senador Marco Rubio y otras autoridades de Florida. Las jóvenes víctimas están “en muy buen estado” considerando la situación que vivieron, agregó el mandatario.
Siempre incómodo en las situaciones de duelo, el presidente pareció más relajado al agradecer la labor de los equipos de emergencias, maravillado con la velocidad con que se trasladó a los heridos al hospital y defendiendo un aumento salarial para ellos. Trump tuvo menos que decir sobre la pena y el dolor que viven tanto la comunidad como el país tras la balacera más letal en una escuela desde que la de Newtown, en Connecticut.
Preguntado por si habló con víctimas de la balacera en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Trump respondió: "Sí, lo hice, y es muy triste que algo así pueda ocurrir”.
Trump habló en privado con dos víctimas, un chico y una chica, en el hospital. En las dependencias policiales conoció también al detective Richard Olson y a su hijo, Will Olson, que recibió un disparo durante el ataque. Sobre la chica a la que vio, el dirigente republicano contó que tenía cuatro heridas de bala y que los equipos de emergencias ayudaron a salvar su vida al llevarla rápido al centro sanitario.
Más tarde el viernes, Trump tuiteó sobre la balacera en la escuela: "Toda nuestra nación, con pesar, sigue rezando por las víctimas y sus familias en Parkland, Florida. A los profesores, agentes, equipos de emergencias y profesionales médicos que respondieron tan valientemente ante el peligro: ¡Les damos las GRACIAS por su valor!". El mensaje incluyó fotografías de la joven herida y su familia a quienes visitó con su esposa Melania.
Un emocionado Rubio le dijo a Trump: "Esta es una comunidad y un estado que están sumidos en un profundo dolor y quieren acciones para asegurar que esto nunca vuelva a ocurrir". A lo que el presidente respondió: "Puedes contar con ello".
Sin embargo, Trump no realizó ninguna declaración política. Ávido defensor de la Asociación Nacional del Rifle, no hizo mención al renovado debate sobre las armas, ignorando la recurrente petición sobre legislación al respecto. Antes el viernes dijo en Twitter que estaba "trabajando con el Congreso en muchos frentes”, aunque no ofreció más detalles.
La visita de Trump a Florida siguió un guión similar a la que realizó a Las Vegas el pasado otoño tras la peor masacre en la historia moderna del país. El enfoque del republicano contrasta con el de su predecesor, el demócrata Barack Obama. Tras la tragedia de Sandy Hook hace cinco años, Obama acudió a una emotiva vigilia en Newtown, donde leyó en acto los nombres de las víctimas y prometió usar “todo el poder” en su mano para evitar nuevas balaceras.
Trump dijo que su plan era visitar Parkland el domingo o el lunes, pero decidió no dejar pasar más tiempo. Para cuando llegó a la zona, algunos de los padres, sobrevivientes y otros afectados por la tragedia dijeron que estaban más interesados en emprender acciones firmes para evitar ataques de este tipo en el futuro que en una visita presidencial.
"Yo no quiero que Trump venga, pero sí queremos más seguridad con las armas”, dijo Kevin Trejos, un estudiante del centro de 18 años. "Es un sueño. Todavía no he reaccionado. Cuando vea los pupitres vacíos lo sentiré. Ahora estoy adormecido”. Trump