CARACAS (Reuters) - El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, inició el jueves un segundo mandato hasta el 2025 desafiando un creciente cerco diplomático de gobiernos liderados por Estados Unidos, que consideró su asunción en el atribulado país una “usurpación ilegítima” del poder.
En la ceremonia oficial, Maduro recordó al prócer Simón Bolívar y a su mentor político, el fallecido presidente Hugo Chávez, en una sala repleta de funcionarios, jefes militares e invitados internacionales como los presidentes de Nicaragua, Cuba, Bolivia, El Salvador y Osetia del Sur.
“Juro por el libertador Simón Bolívar y los ejércitos libertadores de nuestra América, juro por el legado de nuestro amado comandante Hugo Chávez (...) que cumpliré y haré cumplir todos los postulados de la Constitución”, dijo el mandatario de 56 años, con su mano izquierda elevada frente al presidente del Tribunal Supremo de Justicia, Maikel Moreno.
Maduro prestó juramento ante la máxima corte del país porque la Asamblea Nacional, controlada por la oposición, fue despojada de sus poderes desde que el partido gobernante PSUV perdió el control legislativo en 2016, una medida que reforzó las críticas al presidente de gobernar con estilo autocrático.
Para los líderes opositores, la ceremonia del jueves mostró internacionalmente a Maduro como un dictador tras elecciones en mayo del año pasado en la que la mayoría de los partidos de oposición no participó ante la falta de garantías, y que fueron consideradas por algunos gobiernos del mundo como una farsa.
Después del acto, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, calificó de ilegítimo a Maduro y pidió a las Fuerzas Armadas que “desconozcan” al mandatario porque no fue “producto del voto popular”.
“Desde la Asamblea Nacional hacemos formalmente un llamado a la Fuerza Armada, a esa enorme mayoría de soldados y oficiales, que portan con honor el uniforme y que no se han dejado corromper por ningún motivo, para que den un paso al frente. Hagamos valer nuestra Constitución”, dijo Guaidó.
El legislador agregó que el Parlamento propondrá “declarar la usurpación del cargo de presidente de la República”.
Mientras Guaidó se dirigía a las fuerzas armadas, en la academia militar de Caracas los oficiales realizaron un juramento de “lealtad y subordinación absoluta” al jefe de Estado.
“Reafirmar la lealtad y subordinación absoluta al ciudadano Nicolás Maduro como presidente de la República y comandante en jefe de las Fuerzas Armadas”, dijo el juramento leído por el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, respaldado por los militares presentes. “Leales siempre, traidores nunca”, agregó el funcionario.
Con el apoyo militar, una oposición fracturada que no logra articularse, y una campaña incesante contra rivales ideológicos, Maduro enfrenta pocos obstáculos en casa pese a sus bajos niveles de aprobación.
“USURPACIÓN ILEGÍTIMA”
El gobierno de Maduro afronta un aislamiento diplomático con sanciones de la Unión Europa y Estados Unidos. Incluso, países de la región que forman parte del Grupo de Lima ya habían dicho que no reconocerán el nuevo mandato.
Pocos minutos después de su asunción, el gobierno de Paraguay anunció que rompía las relaciones diplomáticas con Venezuela.
Desde Estados Unidos, el Departamento de Estado condenó en un comunicado la “usurpación ilegítima” del poder por parte de Maduro y dijo que seguirá usando toda su capacidad económica y diplomática para presionar por la restauración de la democracia.
Maduro aseguró en un discurso posterior al juramento que es “un presidente demócrata, de verdad, profundo, de una cultura de base”.
Los venezolanos viven agobiados por una recesión que ya lleva cinco años y una astronómica hiperinflación que se traduce en la escasez de productos básicos, frecuentes cortes en los servicios de agua y luz, ausencia de transporte público y suministro de gas doméstico. Hoy un salario mínimo no alcanza para comprar un cartón de huevos.
Grupos de simpatizantes del oficialismo se congregaron cerca del Tribunal para acompañar a Maduro, pero en su mayoría las calles lucieron vacías con una reforzada presencia militar y policial, según testigos de Reuters.
En los alrededores del edificio de la Asamblea, Enrique Salazar, un vendedor informal de 53 años, dijo que Maduro debe hacer algo y actuar porque “el país se está cayendo a pedazos”.
“El pobre está sufriendo y el rico se está volviendo más rico”, agregó.
De acuerdo con las Naciones Unidas, la crisis ha provocado la migración de unas 3 millones de personas desde el 2015 y generado una emergencia humanitaria en países vecinos.
Grupos de ciudadanos han protestado en distintas zonas del país pero sin la organización de la oposición, que está dividida y sin liderazgo porque sus principales dirigentes están fuera del país o detenidos.
La Venezuela de hoy contrasta con la de Chávez, pero refleja las consecuencias de su modelo de controles económicos y políticos. El poder adquisitivo de la gente se ha desvanecido, la desnutrición y las enfermedades se multiplican. Se pueden ver billetes que ya no alcanzan para comprar nada tirados en basureros en la calle.
En diversas partes del país hubo algunos focos protestas por el desabastecimiento de productos y servicios básicos.
“Cerré mi taller para apoyar esta protesta, porque todo está imposible, ya no sabemos qué hacer, no podemos trabajar”, dijo José Perozo, un electricista de 54 años en Punto Fijo, una ciudad al occidente de Venezuela.
Maduro aún cuenta con un puñado de poderosos aliados.
Aunque suele presumir sus alianzas con China, Rusia y más recientemente con Turquía, Pekín y Moscú no han otorgado nuevos préstamos mientras crecen las necesidades de financiamiento ante los menores ingresos de la petrolera estatal PDVSA. La firma es la mayor fuente de divisas del país, pero su producción ha caído a los niveles más bajos en siete décadas. Reuters
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, dando un discurso tras ser investido en el cargo en una ceremonia realizada en el edificio de la Corte Suprema en Caracas, ene 10, 2019. REUTERS/Carlos Garcia Rawlins