BRUSELAS (Reuters) - La primera ministra británica, Theresa May, regresó el viernes a Londres donde se enfrenta a la difícil misión de persuadir a un parlamento dividido para que respalde su acuerdo de Brexit, después de una cumbre de la Unión Europea que le ofreció más tiempo pero poco para ayudar a cambiar las opiniones.
Después de un día ríspido en Bruselas, May consiguió un aplazamiento de dos semanas para tratar de conseguir que el acuerdo que negoció sea aprobado por el Parlamento en un tercer intento, sino deberá hacer frente a una salida potencialmente caótica de la UE tan pronto como el 12 de abril.
Los líderes de la UE dejaron claro que ahora le corresponde al Parlamento británico decidir el destino del Brexit: salir con un acuerdo en un par de meses, retirarse sin un acuerdo, idear un nuevo plan o eventualmente permanecer en el bloque.
Si bien los plazos para el retiro del Reino Unido de la UE se movieron desde el plazo inicial del 29 de marzo, los parlamentarios no han dado señales de que vayan a cambiar su posición.
De hecho, indignados por comentarios de May que los culpó del caos del Brexit, muchos legisladores británicos han endurecido su resistencia al acuerdo que presentará la próxima semana.
En un llamado a los mismos legisladores que criticó el miércoles, May dijo en la madrugada del viernes: “Anoche expresé mi frustración. Sé que los parlamentarios también están frustrados. Tienen una tarea difícil y espero que todos estemos de acuerdo en que ahora es el momento de la decisión”.
May necesita que 75 legisladores cambien de opinión para que se apruebe su acuerdo, que ha sido rechazado de forma abrumadora en dos ocasiones.
Mientras tanto, los líderes de la UE estaban muy dispuestos a elevar la presión sobre el Parlamento británico, algunos, con la notable excepción de Francia, sugirieron que podían ofrecer más tiempo para preparase para un Brexit sin acuerdo si la votación rechaza el pacto.
“Los líderes de los partidarios del Brexit le dijeron a la gente que sería fácil. ¡Bien hecho¡”, dijo con ironía el presidente francés, Emmanuel Macron.
Con el parlamento estancado, la falta de certeza está alentando a algunos británicos a tratar de influir en los políticos desde las calles o a través de internet.
Se espera que cientos de miles a marchen por el centro de Londres el sábado para pedir un segundo referéndum sobre el Brexit, y una campaña en internet para que May revoque la salida y detenga por completo Brexit ya tiene más de 3 millones de firmas. Reuters