Nueva York, 28 jun (EFE).- Una joven totalmente desconocida, que servía copas en un bar de Queens y sin mucho dinero para su campaña electoral, se enfrentó hace ahora un año al "establishment" de su partido y, contra todo pronóstico, derrotó en primarias a uno de los demócratas más poderosos de Nueva York, el congresista Joe Crowley.
Alexandria Ocasio-Cortez, millennial de El Bronx, que se define como demócrata socialista, -en un país donde muchos asocian el socialismo con el comunismo-, lidera un mensaje político en el que se alineó desde el principio con las clase más desfavorecidas.
Con sus propuestas de universidad pública gratis, seguro médico universal o el desmantelamiento de la Agencia de Inmigración y Aduanas venció sorpresivamente hace un año a Crowley, jefe de la maquinaria demócrata en Queens, lo que le había valido el sobrenombre de "el rey de Queens".
Crowley, 'vaca sagrada' demócrata que contaba con el apoyo de sus líderes, de los sindicatos más influyentes y a quien se señalaba como posible presidente de la Cámara de Representantes en Washington, llevaba 14 años sin enfrentarse a un rival en unas primarias.
"La diferencia más grande entre los dos es que no tomo dinero de corporaciones, cabilderos o comités de acción política", dijo en aquél entonces a Efe Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño, sobre uno de los temas que más ha criticado, el de la financiación de campañas políticas.
Con orgullo, la entonces aspirante a la nominación demócrata, influida por las ideas progresista del senador Bernie Sanders, afirmó que a su campaña aportaba la experiencia de "venir de una familia que ha tenido que luchar por cada peso que tenemos".
Graduada en economía y relaciones internacionales de la Universidad de Boston, a su triunfo en las primarias, que la convirtió en un fenómeno mediático tras haber sido prácticamente ignorada, le siguió que se impusiera en las elecciones de noviembre del 2018 para ser a sus 28 años la congresista más joven en la historia de EE.UU.
El triunfo ascendente de Ocasio-Cortez, del sector más progresista del Partido Demócrata, le dio un giro de tal magnitud a su vida que un grupo de artistas la convirtió en heroína en un cómic de sátira política sobre los novatos en Washington, y Netflix hizo un documental sobre su carrera hasta llegar al Congreso.
Esta "insurgente", como se conoce a un grupo de mujeres de esa ala más izquierdista que desafiaron a su partido, en su mayoría latinas, llegó el pasado 3 de enero a la Cámara de Representantes y su primer discurso, de cuatro minutos, en el que criticó el cierre parcial del Gobierno, batió récords de audiencia.
El despacho en el Congreso de AOC, como ya se la conoce, se ha convertido en uno de los más visitados por turistas y curiosos.
Para muchos puede resultar irreverente con su actitud dinámica y sus respuestas agudas. Sus opiniones usualmente levantan polémica, como cuando describió los centros de detención de inmigrantes como "campos de concentración".
Como muchos millennials, y como hizo durante su campaña a la presidencia Barack Obama, Ocasio está omnipresente en las redes sociales, de las que se encarga personalmente y a las que recurre constantemente con gran habilidad y miles de seguidores.
Sus vídeos y comentarios, ya sean desde la cocina de su casa preparando algo de comer o desde el campo de batalla del Congreso, son seguidos por 3,6 millones de admiradores y críticos en Instagram, 4,43 millones en Twitter y cerca de un millón de personas en Facebook.
En la maleta de propuestas con las que llegó a Washington, consideradas radicales por los políticos republicanos e incluso por algunos demócratas, figuran también la de imponer un impuesto para los ingresos superiores a los 10 millones de dólares, es decir, a los ricos.
Pero la propuesta de Ocasio-Cortez que ha generado más críticas es el plan (New Green Deal) para neutralizar las emisiones de gases con efecto invernadero en un plazo de 10 años, y producir el 100 % de la energía mediante fuentes renovables, enfrentándose al negacionismo climático del presidente Donald Trump.
Recientemente, Ocasio-Cortez volvió a servir copas en un bar de Queens, lo que hizo de estudiante universitaria para ayudar a la economía del hogar tras la muerte de su padre, si bien en esta ocasión para apoyar la propuesta legislativa que exige elevar el salario mínimo en EE.UU. a los camareros y otros trabajadores que viven de las propinas, y como suele ocurrir con ella movilizó a gran número de medios de prensa y seguidores. EFE USA