WASHINGTON (Reuters) - Legisladores republicanos del Congreso de Estados Unidos no lograron zanjar el viernes las diferencias internas sobre cómo afrontar una oleada de niños inmigrantes en la frontera sur del país, evaluando propuestas que probablemente sean rechazadas por sus pares demócratas y por el presidente Barack Obama.
La confrontación entre la Cámara de Representantes -controlada por los republicanos- y el Senado -con mayoría demócrata- incrementó el riesgo de que no se logre un compromiso antes del receso legislativo de verano, que comenzará al final de la semana próxima.
Eso podría significar que las agencias a cargo de la seguridad de la frontera con México y del cuidado de los niños inmigrantes terminen ahorrando en otras operaciones hasta que el Congreso y la Casa Blanca puedan acordar un financiamiento de emergencia en septiembre.
Los congresistas republicanos se reunieron a puertas cerradas el viernes por la mañana para tratar de elaborar un plan para ser votado por la Cámara de Representantes la semana que viene, antes del inicio de las cinco semanas de receso.
Sin embargo, la reunión no arrojó un resultado cierto sobre cómo responder al pedido de Obama de 3.700 millones de dólares en fondos de emergencia.
El Gobierno dice que el dinero es necesario para afrontar la situación de decenas de miles de niños procedentes de El Salvador, Guatemala y Honduras que se amontonan en la frontera de Texas con México y esperan obtener la admisión en Estados Unidos.
Con los senadores demócratas preparándose para votar una ley que de a Obama 2.700 millones de dólares de los 3.700 millones requeridos, los congresistas republicanos están pensando en una suma bastante menor, posiblemente 1.000 millones o menos, de acuerdo a varios legisladores.
Además, los republicanos esbozaron cambios controvertidos a las políticas inmigratorias que les gustaría adjuntar a los nuevos fondos solicitados y que seguramente serán rechazadas por Obama y los legisladores demócratas.
Entre estos cambios podría estar revocar un programa que Obama instituyó por su cuenta en 2012, que temporariamente frenó las procedimientos de deportación contra algunos jóvenes ingresados ilegalmente en Estados Unidos por sus padres antes de mediados de 2007.
Los republicanos sostienen que esa política está alentando a los niños centroamericanos a viajar masivamente hacia Estados Unidos.