WASHINGTON (Reuters) - El aumento de la preocupación de la opinión pública sobre el virus del ébola ha forzado a la Casa Blanca a cambiar a un modo de crisis y cancelar dos días de actos políticos, mientras el presidente Barack Obama se esfuerza por mostrar que tiene el control para frenar el contagio de la enfermedad mortal.
Apenas tres semanas antes de unas elecciones legislativas clave, Obama afronta cada vez más presión de los críticos republicanos, que dicen que ha ido demasiado despacio para proteger a los estadounidenses, trazando paralelismos con la que consideran una respuesta lenta frente a la amenaza del Estado Islámico en Irak y Siria.
Los demócratas, que corren el riesgo de perder el control del Senado en las elecciones de noviembre, están preocupados de que la inquietud de la opinión pública por la gestión del ébola pueda dañarlos también.
Los índices de aprobación de Obama se sitúan en el 39 por ciento, según sondeos de Reuters-Ipsos en la primera semana de octubre.
"En un momento en el que su índice de aprobación es bastante bajo y su partido sufre por ello, creo que se trata de un corte más en lo que ha resultado ser la muerte por un millar de cortes para el presidente Obama", dijo Ross Baker, analista político en Rutgers.
Legisladores republicanos, entre ellos el portavoz de la Cámara de Representantes John Boehner, reforzaron la presión el miércoles al pedir que se prohíba viajar a los tres países africanos afectados por el brote de ébola.
Los sondeos muestran que una medida así sería popular entre los estadounidenses. La Casa Blanca ha descartado una prohibición, alegando que eso dañaría al movimiento de suministros y cooperantes necesarios para frenar la epidemia en la región.
Otros legisladores, entre ellos algunos demócratas, han instado a la Casa Blanca a designar a una persona para coordinar la respuesta, llevar la comunicación y reforzar la confianza de la opinión pública.
"Se están alejando de ellos, y eso es una verdadera preocupación para nosotros", dijo un colaborador demócrata en el Senado, que habló bajo condición de anonimato.
En las últimas semanas, la Casa Blanca ha intentado tranquilizar a la opinión pública, tratando de encontrar un equilibrio entre demostrar que la administración está a cargo de la situación mientras evita alimentar el pánico.
El miércoles, ese equilibro cambió al confirmarse que una segunda enfermera de Texas había contraído el ébola de un paciente que murió de la enfermedad.
La enfermera había viajado recientemente en avión y las autoridades comenzaron a rastrear una gran red de personas que pudieran haber tenido contacto con ella.
Obama, que pocas veces cambia sus planes, no importa qué crisis tenga delante, canceló intervenciones en Connecticut, Nueva Jersey, Rhode Island y Nueva York.
Se reunió con su gabinete durante dos horas y luego dijo a los estadounidenses que el riesgo de una propagación era muy bajo.
Obama tiene que esforzarse mucho más para mostrar a los estadounidenses que tiene el control de la situación sobre el ébola, dijo Peter LaMotte, vicepresidente senior de Levick, firma de comunicaciones de crisis.
"Tiene que asumir el liderazgo en lugar de dejar que hablen los expertos por él", dijo LaMotte.