Gobierno y líderes de protestas prodemocráticas en Hong Kong condenaron hoy la violencia vivida en la antigua colonia británica cuando un grupo de encapuchados intentó asaltar el edificio del Parlamento.
La policía empleó gas lacrimógeno para apartar a los manifestantes del Consejo Legislativo (Parlamento), que intentaban romper vidrios y derribar puertas para ingresar al edificio, según testigos.
Los efectivos detuvieron a seis personas por daños materiales, entre otros, informó la policía. Tres policías resultaron heridos y fueron trasladados al hospital. El gobierno de Hong Kong condenó duramente el ataque. "La policía abrió una profunda investigación sobre el incidente y habrá más detenciones", señala un comunicado del gobierno. El ataque hizo que el edificio del parlamento fuera cerrado al público y las sesiones postergadas.
Los líderes de las protestas, que duran ya casi ocho semanas, condenaron los ataques y señalaron que la actuación de los violentos no tiene nada que ver con la desobediencia pacífica y civil que practica el movimiento "de los paraguas" con la ocupación de las calles de Hong Kong, señalaron en un comunicado. "Con violencia se destroza propiedad pública", criticaron.
Pedidos contra la provocación
Los líderes de las protestas pidieron una y otra vez a sus seguidores no provocar innecesariamente a la policía y no perjudicar a la población con nuevos cortes de calles. Hacia la 1:00 am (local), los primeros manifestantes intentaron, según la policía, ingresar en el Parlamento. De acuerdo con testigos, en las horas posteriores fueron llegando cada vez más activistas con el rostro oculto, produciéndose continuos choques con las fuerzas de seguridad.
Las protestas se desataron debido a los planes de Pekín de permitir en 2017 elecciones directas en Hong Kong por primera vez, pero sin autorizar la libre elección de candidatos.
Este martes, policías y trabajadores habían comenzado a levantar los bloqueos de calles en la principal zona de las protestas después de que lo ordenara así un tribunal. Sin embargo, aún quedaban varios cientos de activistas en el campamento de protesta en la zona de Admiralty, cerca de la sede de gobierno.
El intento de ocupación del edificio del parlamento recuerda al movimiento estudiantil de Taiwán, donde los manifestantes ocuparon el ejecutivo de Taipéi durante tres semanas el pasado marzo para mostrar su oposición a una apertura de Taiwán a las empresas chinas y a la ratificación de un pacto comercial para el sector servicio.