Primer Ministro de Ucrania Arseni Yatseniuk |
El gobierno de Ucrania descartó este miércoles (19.11.2014) la propuesta rusa de mantener conversaciones con los rebeldes independentistas del este del país y calificó la propuesta como un “juego” ruso que busca legitimar a “terroristas”. La idea fue propuesta por el ministro de Exteriores de Moscú, Sergei Lavrov, y obtuvo una contundente respuesta de sus colegas ucranianos.
“Llamamos al establecimiento de contactos estables entre representantes de Kiev y Donbass con el fin de alcanzar acuerdos mutuamente aceptables”, dijo Lavrov ante la Cámara Baja rusa. El primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, fue el encargado de la respuesta. La autoridad dijo, en ruso y lentamente, que “no mantendremos conversaciones directas con los terroristas rusos”.
Yatseniuk acusó a Rusia de intentar presionar a Ucrania para que reconozca a los rebeldes que están luchando contra soldados del Gobierno para separar parte de las regiones orientales de Donetsk y Lugansk de Kiev. “Si ustedes (Rusia) quieren la paz, cumplan el acuerdo de Minsk”, agregó el primer ministro ucraniano, en referencia al acuerdo de paz alcanzado por las partes, con la venia de Rusia y la Unión Europea.
Se aleja la paz
En su discurso ante la Cámara Baja, Lavrov también acusó a Ucrania de estar preparando un asalto militar contra los rebeldes, luego de que Kiev retirara la financiación a las áreas controladas por los separatistas prorrusos. El ministro ruso añadió que la decisión del presidente Petro Poroshenko podría llevar a Rusia a ofrecer a las autoproclamadas “repúblicas populares” de Lugansk y Donetsk algún tipo de reconocimiento.
Las posibilidades de alcanzar un acuerdo parecen desvanecerse. El ministro de Exteriores alemán, Frank-Walter Steinmeier, se mostró pesimista tras reunirse con las autoridades ucranianas y rusas. “Viendo el estado de la situación, muy lamentablemente estamos muy lejos de una mejora”. La realidad es más fuerte: este miércoles nuevos bombardeos dieron cuenta de un recrudecimiento de los choques armados. Al menos diez civiles murieron en los enfrentamientos, que hacen que el acuerdo de Minsk no sea más que letra muerta.