WASHINGTON (Reuters) - Los republicanos se aprestan a ganar escaños y podrían lograr el control del Senado de Estados Unidos el martes en las elecciones legislativas de medio término, un proceso fuertemente influenciado por la profunda insatisfacción de los votantes con la gestión del presidente demócrata Barack Obama.
La preocupación sobre la fortaleza de la economía estadounidense, sumada al temor al ébola y a los avances del grupo insurgente Estado Islámico, están generando una atmósfera sombría para electorado. Los demócratas podrían pagar el precio cuando los votantes elijan a 36 senadores, a los 435 miembros de la Cámara de Representantes y a 36 gobernadores estatales.
El nombre de Obama no aparece en la contienda, pero sus bajos niveles de aprobación reflejan la falta de confianza en su liderazgo durante el sexto año en la presidencia. Los sondeos indican que los demócratas tienen menos entusiasmo en los comicios que los republicanos y la historia muestra que el partido que está en el poder en la Casa Blanca durante las elecciones de medio término suele perder escaños.
"No parece haber demasiadas cosas para que la gente se sienta contenta", dijo David Yepsen, director del Instituto de Políticas Públicas Paul Simon de la Universidad del Sur de Illinois. "Podría no ser justo, pero ellos tienden a responsabilizar por esa percepción a la Casa Blanca, y en niveles prácticos creo que el Senado irá a los republicanos".
En la Cámara de Representantes, se espera que los republicanos consoliden su mayoría de 233 asientos. También es probable que retengan su mayoría en el número de gobernadores.
Pero la acción más intensa en la campaña se ha producido en el Senado de 100 miembros, donde los republicanos necesitan ganar seis asientos más para conseguir la mayoría de manos de los demócratas y controlar ambas cámaras del Congreso por primera vez desde las elecciones del 2006.
Aunque se espera que los republicanos ganen más escaños, hasta ocho de las 10 contiendas senatoriales aún están en duda respecto al posible resultado y podrían quedar en manos de cualquiera de los dos partidos.
Existe una gran probabilidad de que no se sepa qué partido controlará el Senado hasta el martes por la noche. Las contiendas senatoriales con múltiples candidatos en Luisiana y Georgia, donde el ganador debe tener más del 50 por ciento de los votos, podrían forzar el proceso a balotajes en diciembre o enero, respectivamente.
Si los republicanos logran controlar el Senado, los últimos dos años de Obama en la Casa Blanca se complicarían con el prospecto de dos años más de estancamiento legislativo por las disputas entre los partidos, aunque eso también podría obligarlo a asumir más compromisos con sus rivales políticos.
Un Senado liderado por los republicanos posiblemente presionará por la aprobación del enorme oleoducto de Keystone XL, socavará las indicaciones a la reforma de salud de Obama y tomará medidas para aplicar cambios importantes a las leyes tributarias del país.
Según un sondeo de Reuters-Ipsos a fines de octubre, apenas un 38 por ciento de los estadounidenses aprueba la gestión de Obama, en comparación al 56 por ciento que lo desaprueba. En tanto, apenas 24 por ciento piensa que el país va en la dirección correcta y el 61 por ciento cree que tiene un rumbo equivocado.