PARÍS (Reuters) - Un ataque mortal contra un semanario francés que satirizaba al Islam podría alimentar los crecientes movimientos antiinmigración en Europa y exacerbar una "guerra cultural" sobre el lugar de la religión y la identidad étnica en la sociedad.
La primera reacción en Francia al asesinato del miércoles de 12 personas en las oficinas del semanario Charlie Hebdo a manos de dos hombres enmascarados que gritaron expresiones islámicas fue una ola de respaldo a la unidad nacional y la libertad de expresión.
Pero eso parece ser poco más que un cese al fuego momentáneo en un país con problemas económicos y un alto desempleo. Francia tiene la mayor población musulmana de Europa y está sumida en un virulento debate sobre la identidad nacional y el papel del Islam.
"Este ataque seguramente acentuará la creciente islamofobia en Francia", dijo Olivier Roy, un politólogo y especialista en Oriente Medio en el Instituto Universitario Europeo en Florencia.
Un libro del periodista Eric Zemmour titulado "Le suicide francais" (El suicidio francés) argumenta que la inmigración musulmana masiva es uno de los factores que está destruyendo los valores seculares de Francia.
El lanzamiento del año es una novela del polémico escritor Michel Houellebecq que imagina un presidente musulmán que llega al poder en el 2022 y refuerza la enseñanza religiosa en las escuelas y la poligamia en Francia, además de prohibir que las mujeres trabajen.
Esa agitación intelectual se ha mezclado con la ansiedad pública sobre la radicalización de cientos de musulmanes franceses que se han unido al grupo extremista Estado Islámico en Siria e Irak y que las autoridades de seguridad temen que regresen al país para causar una masacre.
El Frente Nacional de extrema derecha no perdió tiempo en relacionar al ataque más mortal de violencia política en décadas a la inmigración e hizo un llamamiento para realizar un referendo para restaurar la pena de muerte.
Pero el destacado imán francés Hassen Chalghoumi dijo que la manera correcta de contrarrestar los asesinatos en Charlie Hebdo no era a través del derramamiento de sangre o el odio.
"OTRO PLANETA"
La líder política Marine Le Pen, quien según encuestas ganaría una primera vuelta si se realizaran elecciones presidenciales en este momento, dijo que el "fundamentalismo islámico" había declarado la guerra a Francia y que eso demandaba una acción firme y efectiva.
Si bien fue cauta en distinguir entre los ciudadanos musulmanes que comparten los valores franceses y "aquellos que matan en nombre del Islam", su padre, el fundador del Frente Nacional Jean-Marie Le Pen, y su segundo, Florian Philippot, fueron menos moderados.
"Quien diga que el islamismo radical no tiene nada que ver con la inmigración vive en otro planeta", dijo Philippot a la radio RTL.
Imanes oraron el jueves fuera de las oficinas de Charlie Hebdo y líderes islámicos instaron a sus fieles a sumarse al luto nacional por las víctimas, cuyas caricaturas del Profeta Mahoma habían enfurecido a muchos musulmanes en el pasado.
En lo que autoridades dijeron parecían ser ataques en venganza, personas dispararon en la noche contra una mezquita en la ciudad occidental de Le Mans, y una explosión destruyó una tienda de kebabs junto a una mezquita en la localidad de Villefranche-sur-Saone.
El presidente socialista Francois Hollande exhortó el mes pasado a los franceses a aceptar la inmigración como una ayuda económica y cultural al país y no convertir a los inmigrantes en el chivo expiatorio de los problemas económicos.
Marine Le Pen ha atacado los símbolos visibles del Islam en la vida pública francesa como oraciones musulmanas en la calle, comida árabe en las escuelas y mujeres tapándose el cabello con pañuelos.
Muchos secularistas de izquierda comparten esa preocupación en un país donde la separación entre la Iglesia y el Estado tomó décadas.
Una encuesta del año pasado mostró que los franceses creen que los inmigrantes son el 31 por ciento de la población, casi cuatro veces más que el número real. Aunque el país no recoge estadísticas étnicas ni religiosas, una estimación confiable publicada por el Centro de Investigación Pew estableció la población musulmana en aproximadamente un 7,5 por ciento.
Esa cifra es mucho mayor que el 6 por ciento de Holanda, el 5,8 por ciento en Alemania o el 4,4 por ciento en Gran Bretaña, y sin embargo, grupos hostiles a la inmigración y el Islam, a los que con frecuencia relacionan con el terrorismo y el crimen, han crecido en todos esos países.
INTEGRACIÓN CUESTIONADA
Un movimiento llamado PEGIDA (por su sigla en alemán), O Europeos Patriotas contra la Islamización de Occidente, advierte que Alemania está siendo tomada por los musulmanes y realiza marchas semanales de hasta 18.000 personas en Dresden.
La canciller Angela Merkel y otros líderes pidieron a los alemanes que rechacen las protestas, que la canciller dijo son organizadas por personas "con odio en su corazón".
Un sondeo de noviembre, mucho antes de que se produjera el ataque en París, mostró que el 57 por ciento de los alemanes no musulmanes se sentían amenazados por el Islam.
En Gran Bretaña, el líder del antieuropeo Partido por la Independencia UK, Nigel Farage, dijo que el ataque en París es el resultado de una "quinta columna" viviendo en países europeos.
"Hemos alentado a personas de otras culturas a permanecer dentro de esas culturas y no integrarse plenamente a nuestras comunidades", dijo Farage a la radio LBC.
El primer ministro británico, David Cameron, quien ha calificado al "multiculturalismo" como un fracaso y busca restringir la inmigración de países pobres de la Unión Europea, condenó las declaraciones de Farage, diciendo que no es momento de hacer política.
En tanto, en los países nórdicos, donde los partidos de extrema derecha y contra la inmigración han ganado terreno, líderes musulmanes dijeron que sus comunidades enfrentaban una ola de violencia.
Omar Mustafa, presidente de la Asociación Islámica de Suecia, dijo que muchas mezquitas habían implementado patrullas nocturnas luego de incendios intencionados y ataques racistas contra comunidades musulmanas.
"Son tiempos duros", dijo Mustafa a Reuters. "Las fuerzas del odio, las fuerzas antidemocráticas, están intentando fijar la agenda, tanto los extremistas de derecha y los religiosos", afirmó.