Miles de personas se concentraron este mediodía en el cementerio de Givat Shaul, en Jerusalén, para despedir a los cuatro judíos franceses asesinados la semana pasada en un ataque contra un supermercado kosher de París.
Yoav Hattab, Yohan Cohen, Philippe Braham y François-Michel Saada han sido enterrados en un funeral de Estado presidido por el presidente israelí, Reuven Rivlin, y el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
“No es así como queríamos daros la bienvenida a Tierra Santa; no es así como queríamos veros regresar al Estado de Israel y a su capital, Jerusalén”, ha dicho Rivlin a los asistentes.
“Os queríamos vivos, estoy ante vosotros con el corazón roto, temblando y con dolor y una nación entera llora conmigo”, ha afirmado el presidente de Israel.
“Los líderes europeos tienen que restablecer firmemente y activamente el sentido de la seguridad de los judíos de Europa”, ha señalado Rivlin.
“No tendría que ser el caso de que en 2015, 70 años después del final de la Segunda Guerra Mundial, los judíos tengan miedo de caminar con una kipá en sus cabezas o con cordones bajo su ropa en las calles de Europa”, añadió.
Netanyahu reiteró la necesidad de estar todos unidos ante el terrorismo: "Sus vidas fueron segadas en un ataque de odio, esto es un vil asesinato”.
“Lo he dicho durante años y lo diré otra vez hoy: estos no son solo enemigos del pueblo judío sino de la humanidad entera”, enfatizó Netanyahu.
Junto a él estaban también el líder de la oposición, Isaac Herzog, varios ministros y diputados de la Knesset (Parlamento israelí).
Cohen, de 22 años y una de las víctimas, trabajaba en el supermercado kosher desde hacía un año.
Según algunos testigos que estaban en el establecimiento durante el ataque, Cohen impidió que el agresor, Amedy Coulibaly, matara a un niño de 3 años.
Coulibaly dijo actuar en nombre del Estado Islámico (EI).
Las familias de los cuatro asesinados quisieron que las víctimas fueran enterradas en Jerusalén.