Washington, 5 may (EFE).- Hillary Clinton comparecerá este mes ante el Congreso de EE.UU. sobre los dos asuntos que le han generado más críticas republicanas: su decisión de usar un correo electrónico personal cuando dirigía el Departamento de Estado y su gestión del ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia) en 2012.
La aspirante demócrata a la Presidencia de EEUU, que fue secretaria de Estado entre 2009 y 2013, acudirá al comité especial sobre Bengasi en la Cámara de Representantes un día aún por determinar a partir del próximo 18 de mayo, según una carta de su abogado citada hoy por varios medios estadounidenses.
Aunque el presidente de ese comité, el republicano Trey Gowdy, había pedido que la exsecretaria de Estado testificara sobre su correo electrónico y el caso de Bengasi en dos audiencias separadas, el abogado de Clinton, David Kendall, le informó hoy de que la aspirante a la Casa Blanca solo comparecerá una vez.
“En el día que decida el comité, ella se quedará el tiempo que haga falta para responder a las preguntas del comité, pero no prolongará más los esfuerzos del comité apareciendo en dos ocasiones cuando bastará con una”, escribió Kendall en su carta dirigida a Gowdy.
La polémica sobre el correo electrónico de Clinton surgió semanas antes de que ella anunciara su campaña a la Presidencia de EE.UU. en las elecciones de 2016 al hacerse público que durante sus cuatro años en el Departamento de Estado usó en todo momento una cuenta personal para sus comunicaciones, con un servidor privado.
Clinton reconoció en marzo que habría sido “más inteligente” usar una cuenta de correo electrónico oficial, y aseguró que únicamente borró los mensajes que contenían comunicaciones personales y no los relacionados con su trabajo como secretaria de Estado.
Además, entregó 55.000 páginas de correos electrónicos de esa etapa al Departamento de Estado, que los está revisando y tiene previsto publicarlos pronto.
El atentado en Bengasi ocurrió el 11 de septiembre de 2012 cuando un grupo armado asaltó el consulado de EE.UU. en esa ciudad y en él murieron el embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens, y otros tres funcionarios norteamericanos.
El cambiante relato oficial, que durante dos semanas achacó el ataque a protestas espontáneas por un vídeo antimusulmán y después lo atribuyó a militantes vinculados a Al Qaeda, hizo que muchos republicanos acusaran al Gobierno de Barack Obama de no querer reconocer un atentado terrorista en plena campaña electoral.
En octubre de 2012, Clinton afirmó que asumía la responsabilidad por el ataque, lo que la convirtió en el blanco de muchas de las críticas, que también se dirigieron contra la embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice.
Una investigación independiente del incidente liberó a la titular de Exteriores de culpa en la gestión directa del ataque, pero encontró responsables a dos de las oficinas que ella dirige, la de seguridad diplomática y la de Asuntos de Oriente Próximo, y provocó la suspensión de cuatro funcionarios.
Además, la investigación concluyó que una serie de fallos sistemáticos de gestión en el Departamento de Estado provocaron que el consulado en Bengasi no contara con la seguridad suficiente en el momento del ataque.
Días antes de abandonar el Departamento de Estado, en enero de 2013, Clinton compareció durante seis horas ante dos comités del Congreso para defender la respuesta del Gobierno ante ese atentado, y admitió que hubo “deficiencias” al gestionar las peticiones del consulado para aumentar la seguridad.