Viena, 5 jul (EFE).- Todas las metáforas que se han venido usando para explicar el lento avance de la negociación nuclear con Irán (el cubo de rubik, un maratón, una cumbre que coronar) se ha concretado hoy en un mensaje: hay que tomar decisiones ya para que el acuerdo sea ahora o no sea.
El mensaje más rotundo en ese sentido lo lanzó John Kerry, secretario de Estado de Estados Unidos y quien lidera por parte de la comunidad internacional los contactos con Irán.
"Si se toman decisiones difíciles en los próximos días, y se toman rápidamente, aún podríamos tener un acuerdo esta semana. Pero si no se toman, no lo tendremos", señaló Kerry.
La advertencia llegó a dos días de la fecha límite del 7 de julio y entre filtraciones a la prensa de acuerdos y de mensajes de Irán de que las grandes potencias tienen que hacer concesiones, sobre todo en lo que se refiere al inmediato levantamiento de la sanciones que ahogan la economía iraní.
El veterano político estadounidense planteó que la negociación está en el punto decisivo: más cerca que nunca de un acuerdo pero lo suficientemente lejos como para poder aún fracasar.
"Aún no hemos llegado a donde tenemos que estar en algunos de los temas más difíciles", indicó.
Kerry dijo que quiere un acuerdo. Pero no a cualquier precios. Si no logran un "buen acuerdo", afirmó, Estados Unidos está dispuesto a levantarse de la mesa de negociaciones.
Tras 20 meses de negociación, dos prórrogas al proceso e innumerables cumbres y reuniones, la negociación parece haber llegado a su sprint final hacia la meta de asegurar que Irán no puede fabricar el arma atómica pero sí disfrutar de un programa atómico civil.
A partir se mañana se reunirán a Viena los ministros de Exteriores de todos los países que participan en la negociación. Irán, por un lado, y por el otro el Grupo 5 +1 (China, EEUU, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania).
"Desde mañana y durante los próximos días estamos aquí para comprobar si se puede cerrar un acuerdo", dijo por su parte Federica Mogherini, jefe de la diplomacia de la UE y que coordina al G 5 +1.
La diplomática italiana también opinó que la fruta del acuerdo está madura. "El momento es ahora. Estamos muy cerca", aseguró.
Mogherini insistió en que no es una cuestión de dar más tiempo al diálogo, sino de tomar decisiones política.
El ministro de Exteriores de Alemania, Frank-Walter Steinmaier, insistió en esa idea de momento decisivo.
"Espero que para todos los implicado esté claro que se trata de una oportunidad única. Una oportunidad estupenda de solucionar, finalmente, tras doce años un conflicto prolongado", dijo.
Para el responsable alemán, las opciones están claras: "O ganamos todos juntos, toda la comunidad internacional" o "que fracasemos y fracasemos todos".
Por eso, pidió, sobre todo a Teherán, valentía y disposición para tomar decisiones importantes.
Esas decisiones se refieren, principalmente, a dos asuntos.
Por un lado, cuán estrictos y amplios deben ser los controles a que se someta al programa atómico iraní.
Hasta ahora, Irán se ha mostrado remisa, por cuestiones de seguridad nacional, a dar acceso a bases militares en las que se sospecha hubo experimentos relacionados con armas atómicas.
Tampoco quiere que los inspectores internacionales entrevisten a sus científicos nucleares.
En los últimos días ha habido señales positivas de acuerdo en ese aspecto.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que trata desde hace una década de aclarar si Irán intenta o intentó fabricar armas atómicas y que se encargaría de verificar cualquier acuerdo, afirmó ayer que, si Irán colabora, podría concluir antes de fin de año si el programa atómico es o no militar.
Poner fecha a ese informe puede significar que Irán ha flexibilizado sus posturas respecto a los controles que está dispuesta a aceptar.
Hoy mismo, un equipo de inspectores del OIEA ha viajado de nuevo a Teherán.
El otro asunto polémico es el de las sanciones. Irán quieren que se levanten en cuanto que haya un acuerdo. El G 5+1 quiere ir suavizándolas conforme se comprueba que Teherán cumple lo acordado.
Ayer, fuentes diplomáticas occidentales señalaron que se había llegado a un principio de acuerdo para crear un mecanismo que permitiera levantar las sanciones y volver a aplicarlas en cuanto que se detectara incumplimiento por parte iraní.
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