Akron, Ohio, EUA, 26 de agosto, 2016 (AP). Dean Green apoya a Donald Trump, en parte por la dura actitud de "depórtenles a todos" que ha mostrado el candidato republicano sobre la inmigración irregular. Pero este republicano de 57 años se detuvo cuando se quejaba por la política migratoria estadounidense, y admitió que deportar a los 11 millones de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia separaría a familias.
"No quiero romper familias", dijo Green.
Han pasado 30 años desde que el país reformó su política migratoria, y la ambivalencia de los votantes como Green es uno de los motivos. Los sondeos suelen mostrar que la mayoría está a favor de permitir que se queden las personas sin permiso de residencia, y también de que se apliquen leyes más duras para deportarlas.
"El electorado tiene un conflicto interno, y eso es un problema fundamental", dijo Whit Ayres, encuestador republicano. "Éste es un tema tan emocional que la razón y los hechos tienen muy poca relación con lo que opina la gente".
Ahora Trump o bien se ha unido o bien intenta aprovechar esa contradicción, al decir que estudia "suavizar" su polémica postura sobre inmigración. Ganó las primarias republicanas defendiendo una agresiva política migratoria y pidiendo la deportación inmediata de los aproximadamente 11 millones de personas que viven en Estados Unidos sin permiso de residencia. También pidió que se construya un muro en la frontera con México.
Pero ahora que está por detrás en los sondeos y tiene problemas para remontar un mínimo récord de apoyo entre los votantes de minorías, ha adoptado un tono más moderado.
"Tomar a una persona que lleva aquí 15 o 20 años y echarla con su familia es bastante duro", comentó Trump en una reunión local emitida por Fox News, citando lo que le habían dicho algunos partidarios "muy sólidos". Incluso preguntó al público sobre si debería permitirse que se queden algunas personas que están en el país sin permiso de residencia, una pieza clave de las estrategias del presidente, Barack Obama, y de la candidata demócrata, Hillary Clinton.
Las palabras de Trump significan poco a menos que se comprometa a un cambio de política real, afirmó Todd Schulte, presidente de FWD.us, un grupo que pide una reforma que permita quedarse a la gente que ya está en el país al tiempo que se aumenta la seguridad en las fronteras. Sin embargo, señaló que sólo el hecho de que el candidato haya hecho esas declaraciones es revelador.
"La oposición no es tóxica sólo entre los latinos y asiático-estadounidenses y afro-estadounidenses, sino entre los votantes blancos", dijo Schulte.
El 24% de los votantes está a favor de endurecer primero la seguridad de fronteras, y un 29% apoya permitir que los que ya viven en el país se queden, según un sondeo de Pew publicado el jueves. El 45% de los encuestados pidió ambas cosas. El 61% del público general se opone al muro propuesto por Trump, que sin embargo tiene el apoyo del 78% de sus seguidores.
Las opiniones sobre los inmigrantes han cambiado con el tiempo pero siguen divididas, señaló Mark Lopez, de Pew. A principios de la década de 1990, dos tercios de los estadounidenses encuestados por Pew describieron a los migrantes como una carga para la sociedad. Sin embargo, ahora casi dos tercios los ven como beneficiosos. Lopez señaló que esa variación ha tenido lugar conforme un gran número de migrantes se instalaba en Estados Unidos y tenía hijos.
Sin embargo, un sondeo de Pew realizado el año pasado reveló que el 50% de los estadounidenses cree que los inmigrantes empeoran la economía, frente al 28% que creen que la mejoran. La encuesta mostró mayorías que pensaban que los inmigrantes mejoraban la comida y la música.
La inmigración ha creado complicaciones para ambos partidos. Durante las primarias demócratas, y mientras cortejaba a grupos partidarios de una política migratoria suave, Clinton tuvo que retractarse de su oposición anterior a conceder licencias de conducción a personas sin permiso de residencia, así como su apoyo a deportar a los menores centroamericanos que llegaron en masa a la frontera en 2014.
Pero las contradicciones de los demócratas se quedan pequeñas ante las republicanas. Durante las primarias republicanas, Trump arremetió contra rivales como el exgobernador de Florida Jeb Bush y el gobernador de Ohio John Kasich por apoyar una "amnistía" al permitir que se quedaran personas sin permiso de residencia. Pero en los sondeos de salida de 20 estados con primarias, el 53% de los republicanos se mostró a favor de permitir que esos inmigrantes se quedaran, al mismo tiempo que Trump ganaba las primarias.
Ayres recordó un panel de muestro en el sur de Estados Unidos, en el que los votantes conservadores se quejaron sobre los inmigrantes ilegales. Un hombre dijo que quería que pagaran impuestos, trabajaran y aprendieran inglés. Ayres le dijo al hombre que ésa era precisamente la propuesta bipartisana que aprobó el Senado en 2013 y que había sido bloqueada en la Cámara de Representantes controlada por republicanos. "Pero eso es una amnistía", dijo el hombre. "No estoy a favor de eso".
Roy Beck, presidente de Numbers USA, que hace campaña por reducir la inmigración, cree que esa realidad explica el cambio de Trump. "Trump es mucho más parecido a un estadounidense promedio que a un político", explicó Beck, cuyo grupo rebajó la nota de Trump en su guía para votantes esta semana. "Piensa sobre estas cosas, la gente le habla, y él lo refleja".
Mark Krikorian, del Centro de Estudios sobre Inmigración, que también pide reducir la inmigración, no cree que deba darse margen al candidato republicano. Trump ha cambiado de opinión en muchos temas, señaló, pero fue la inmigración lo que propulsó su candidatura.
"Sin la cuestión de la inmigración, las palabras 'Presidente Trump' seguirían siendo una broma de los 'Simpsons''', dijo Krikorian.