Hannibal, Ohio, EUA, 14 de septiembre, 2016 (AP). Incapaces de hacer frente a la competencia china y convencidos de que fueron traicionados por la clase política, muchos trabajadores de las colinas orientales de Ohio están apoyando a Donald Trump y su promesa de hacer una política comercial muy diferente, que proteja los intereses estadounidenses.
Por décadas, ellos y numerosos residentes de las orillas del río Ohio en West Virginia consiguieron trabajo en una planta de aluminio. Eran empleos seguros, con sindicatos, buena paga y beneficios generosos.
Esos trabajos están desapareciendo, si no lo han hecho ya.
El uso del carbón se ha visto restringido por estrictas normas ambientales y por la competencia del gas natural, que es mucho más barato. La planta de aluminio cerró, borrada del mapa por el control chino del mercado mundial de aluminio.
En un año electoral, muchos votantes de sitios como el condado de Monroe, cuya economía ha sido muy golpeada por la competencia china, están furiosos. Y su frustración alimenta las esperanzas del candidato republicano a la presidencia, que promete una política económica más inteligente que la de los rivales de Estados Unidos, anular tratados comerciales desfavorables y hacer que el país vuelva a ser la potencia mundial hegemónica.
"Esta es tierra de Trump", afirmó John Saunders, dirigente del sindicato metalúrgico United Steelworkers de la vecina localidad de Martins Ferry, en Ohio.
La debacle no es obvia a primera vista en esta región conocida como la Suiza de Ohio por sus pintorescas colinas boscosas. En la pequeña Hannibal, que tiene apenas 411 habitantes, hay casas señoriales con jardines que llegan hasta la ribera del Ohio.
Pero la miseria es real. El desempleo en el condado de Monroe es el más alto de Ohio, del 10,2%. Algunas familias tuvieron que irse a otras ciudades en busca de trabajo.
"Tienes que irte para encontrar trabajo", expresó Fran Poole, cuyo esposo, Cecil, trabajó en la planta Ormet por 37 años antes de que cerrara.
Algunos trabajadores optaron por jubilarse tempranamente. Otros encontraron trabajo en el sector energético y vieron cómo también esas plazas se esfumaban a medida que caían los precios del gas y el petróleo. Hay quienes se las arreglan como pueden, cortando el césped y desempeñando todo tipo de oficios.
Buena parte del deterioro de la región obedece a la decisión de China de ser autosuficiente en la producción de aluminio. El aluminio es usado en la construcción y las fábricas, en la industria aeroespacial y en los envoltorios de numerosos productos. El aumento en la producción reflejó una estrategia china más amplia todavía: la de invertir en fábricas para generar empleo y acelerar el crecimiento económico.
Impulsados por subsidios del gobierno y por préstamos ventajosos de bancos estatales, los productores de aluminio chinos se pusieron las pilas: en el 2000, Estados Unidos produjo el 15% del aluminio mundial, más que ningún otro país, y China el 11%. Hacia el 2015, China había aumentado su producción casi un 1200% y era responsable de un 55% de la producción mundial.
El aluminio chino invadió el mundo y los precios se desmoronaron. La producción de Estados Unidos cayó un 56% desde el 2000, según el U.S. Geological Survey. Y su participación en el mercado mundial es de menos del 3%.
Los viejos residentes recuerdan lo importante que era la planta Ormet para la economía de la zona y en particular para la clase media. Sus empleados se iban de vacaciones todos los años y compraban casas, barcos y vehículos todo terreno.
"Si no ibas a la universidad o te enrolabas en las fuerzas armadas, ibas a trabajar en las minas de carbón o a Ormet", recuerda Bill Long, un ex empleado de esa empresa que hoy es supervisor del Departamento de Servicios Laborales y Familiares del condado.
La fábrica pagaba sueldos de 40.000 dólares al año, más algunas horas extras, de acuerdo con Carl Davis, ex empleado de Ormet y hoy comisionado del condado de Monroe. "Algunos pasaban de los 100.000 dólares anuales".
"Si bien era un trabajo duro, fue el mejor empleo que he tenido. Nunca tuve tanto dinero en mis manos", dice Francis Blackstone, ex empleado de Ormet de 70 años, hoy jubilado. "Y los beneficios eran buenísimos", incluido el seguro médico.
La demanda china era tan grande que los precios resistieron inicialmente el aumento en su producción de aluminio. Pero cuando su economía comenzó a desacelerarse en el 2010, los precios se vinieron abajo y Ormet tuvo que cerrar.
Muchos residentes no le perdonan al gobernador John Kasich el que no haya intervenido para rescatar esa industria y en las primarias republicanas de marzo, el condado de Monroe apoyó en forma abrumadora a Trump, dándole la espalda a Kasich, que de todos modos ganó su estado con comodidad.
Mucha gente aquí apoya al magnate porque siente que la clase política no hizo nada mientras la competencia de China y otros países causaba estragos en comunidades como Hannibal.
"Dice lo que mucha gente querría decir", afirma Cecil Poole.